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11 HACIA UNA INTERPRETACIÓN DE LAS GRANDES SÍNTESIS DOCTRINALES... 233 jo ellas. Lo que queda subterráneo al usar de ellas. Así ha sucedido a la escolástica 28 • La filosofía es necesariamente creación en su primer momento, porque tiene que inventar soluciones a los problemas que la vida le presenta. En este primer momento creacional, lo primero son los problemas; lo segundo, las soluciones, si éstas llegan a darse. En el momento de la recepción su– cede lo coptrario. En ésta el pensador se encuentra con soluciones antes que con problemas. Es esto lo que sucede siempre que se estudia filosofía sin problemática personal. Entonces, casi de modo inevitable, la filosofía se trueca en mera repetición y palabrería. Tal aconteció a la escolástica, casi siempre lastrada por estos defectos y por el motivo señalado. Más grave es que los escolásticos, a causa de su actitud receptiva, nunca pudieron entender hasta la raíz las nociones fundamentales de la filosofía griega porque nunca sintieron los problemas acuciantes que estimularon al pensador de Grecia. No regatea Ortega méritos a los hombres que for– jaron la escolástica. Ve en ellos un prodigio de escrupulosidad, de tenaz labor, de agudeza, de seriedad, de perspicacia, de continuidad. «En toda la historia de Occidente, incluyendo la propia Grecia, no ha existido un esfuerzo intelectual tan serio y continuado como lo fue el escolasticismo» 29 • Y sin embargo, a pesar de este esfuerzo gigante, los pensadores medievales nunca fueron capaces de pensar a Dios con el concepto griego de Ente. «Confieso, escribe Ortega, que no he podido asistir sin pena al espectáculo ofrecido por estos cristianos medievales que viven hasta la raíz de su creen– cia religiosa, que chorrean fe en Dios, extenuándose en ver si logran pensar a Dios como Ente». No cabe mayor quid pro quo, sigue razonando Ortega. Dios, comprimido dentro del ente, rezuma, rebosa, estalla por todos los poros del concepto de ente. Aconteció, pues, que los pensadores cristianos ni podían pensar de modo congruo al Ente, ni podían pensar idóneamente a Dios. Esta es la tragedia que se titula «filosofía escolástica» 30 • No se objete a todo esto, concluye Ortega, que Aristóteles en su doctrina del Ente se ocupa de Dios. Porque acontece que su Dios ontológico no tiene nada que ver con el Dios religioso, ni con el griego, ni con el cristiano. El Dios de la ontología es un principio de la mecánica aristotélica, algo así como la ley de la gravitación newtoniana. No tiene más papel que mover el mundo, tirar de él desde fuera y delante de él. Mucho más, pues, que al Dios cristiano o al griego, se parece a un tractor «ocho cilindros»... 31 • 28. La idea de principio en Leibnitz. Parr. 20. Breve paréntesis sobre los escolasticismos, en o. c., Madrid, 1965, t. VII, p. 215. 29. O. y l. c., p. 216. 30. O. y l. c., p. 217. 31. O. y l. c., p. 219.

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