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322 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 10 algo peor: la pérdida del sentido cristiano de la vida por su absorción en el espíritu pagano del pensamiento helénico. La primera intepretación legí– tima la asimilación del pensamiento pagano por el cristiano. La segunda juzga que nos hallamos ante un dualismo irreductible. La tercera lamenta en ese conato la paganización del cristianismo. La primera intepretación está patrocinada por Van Steenb. La pudié– ramos resumir en estos cuatro puntos: l. Toda concepción religiosa lleva en sí implicada una determinada concepción del mundo, una Weltanschauung. El cristianismo, y sobre todo el Nuevo Testamento, presenta un conjunto de afirmaciones, temas y pers– pectivas que no pueden menos de dejar en el creyente una preocupación por los mismos. 2. El creyente, al vivir durante largos años las afirmaciones de su fe religiosa, ha sido íntimamente influido por las mismas. Una filosofía que no se desentienda, pues no lo debe hacer, de la experiencia humana integral, no podrá menos de estar influida por estas experiencias subjetivas del pensador que le habrán dado materia para sus reflexiones. 3. Igualmente está influido el pensador por las creencias vigentes en el medio ambiente en el que hace su filosofía. El pensador halla en tal am– biente un estímulo que le incita a interpretar de un modo racional lo que se vive en su derredor. Blondel ha escrito un libro sobre las exigencias filosóficas del cristianismo. Y el mismo Van Steenb. hace referencia a lo que R. Jolivet llama: «la métaphysique immanente aux dogmes chrétiens» 26 • 4. De hecho, históricamente, concluye Van Steenb., se han dado fi– losofías «dont la vigeur et la profondeur, e'est a dire la valeur philosophique, est due en partie a l'influence du christianisme sur les penseurs chrétiens» 27 • Ortega y Gasset plantea el problema desde otra perspectiva cultural. Sus largas reflexiones sobre los orígenes del pensamiento moderno en cuanto éste empalma con el pensamiento medieval cristiano y con el griego, le lleva frecuentemente a estudiar las relaciones entre estos dos últimos. Resumamos brevemente su visión histórica de este problema. Parte Ortega en el planteamiento de esta cuestión histórica de lo que él llama lo trágico de toda recepción. Siendo la idea producto de algo ins– trasferible como la vida, es luchar contra el destino histórico todo inten– to de trasvase ideológico. Cuando éste tiene lugar, no se advierte que lo más vivaz en las ideas no es lo que se piensa sino lo que se sotopiensa ba- 26. Laphilosophie..., p. 537, n. l. 27. Histoire de laphilosophie... , p. 174.

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