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SAN BUENAVENTURA Y HENRI BERGSON 63 Ante la imposibilidad de detenernos en esta descripción, nos limitamos a recoger unas palabras centrales que resumen el ascenso: "Vide igitur, quomodo anima Deo est propinqua, et quomodo memoria in aeternitatem, intelligentia in veritatem, electiva po– tentia ducit in bonitatem summam secundum operationes suas'.' m_ La memoria, fija en la eternidad divina, la inteligencia, en la verdad y la voluntad en la bondad, elevan al alma a través de sus operaciones esca– lares hasta hacerla semejante a Dios. Forma. beatificabilis es la tercera nota que señala San Buenaventura como propia del hombre y que ahora debemos analizar. Desde Kant la palabra eudaimonía y su versión latina beatitudo tiene mala reputación filosófica. Una etica eudemonista parece llevar en su mis– mo nombre la refutación. Pensamos, sin embargo, que la mayor parte de las objeciones contra esta ética derivan de que se ha escindido lo que en Aristóteles y en los escolásticos se halla muy vinculado. Según éstos la ética eudemonista es igualmente una ética de perfección y de p,lenitud. La felicidad es la secuencia que necesariamente sigue al estado perfecto del hombre. Desde esta visión ética razona San Buenaventura al declarar que el alma es forma beatificabilis. Es decir; capaz de esa perfección plena a la que sigue siempre la felicidad total. El origen fontal de esa capacidad humana la busca el doctor medieval una vez más en Dios con este razonamiento. Siendo el primer principio sumamente bienaventurado y benevolentísimo comunica su bienaventu– ranza a la creatura. De modo inmediato a la espiritual y mediante ésta a la corpórea según el principio enunciado en el Corpus Dionysiacum: Lex divinitatis haec est, ut ínfima per media reducantur ad summa. Por ello, hizo capaz de bienaventuranza no sólo al espíritu encarnado sino también al espíritu unido, es decir, al humano. De donde concluye: Est igitur anima rationalis forma beatificabilis 112 • Lo más importante en este momento es advertir la importancia que tiene esta fórmula en la antropología de San Buenaventura. Pues por ser el alma forma beatificabilis, sus grandes potencias, memoria, inteligencia y voluntad, se hallan plenamente abiertas a Dios, con capacidad para hallar en El la suprema perfección y al mismo tiempo su plena dicha o felicidad. Estas tres notas estudiadas, que nos revelan la antropología de San Buenaventura eliminan a radice cualquier intento de antropocentrismo. Ellas nos indican que el hombre debe fundamentarse en Dios y desde Dios 111 ltinerarium, c. III, n. 4; Op. O., t. V, p. 305a. 112 Breviloquium, p. II, 9; Op, O., t. V, p. 226b.
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