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60 E. RIVERA DE VENTOSA La antropología bonaventuriana atribuye al hombre en su relación a Dios tres notas: ser imagen suya, tener capacidad para asemejársele por la deiformidad y hallar en El la plenitud beatificante. Con tres palabras lati– nas significa esto San Buenaventura: imago, deiformitas, forma beatificans. Analicemos cada una de estas tres notas. La primera nota, que para San Buenaventura es la más honda y radical, es que el hombre es imagen de Dios. En opinión de los mejores comenta– ristas el eje de la metafísica de San Buenaventura es el ejemplarismo. Se– gún esta teoría metafísica, que San Buenaventura hereda de la tradición platónico-agustiniana, en Dios se hallan los ejemplares de todos los seres reales y posibles. En correspondencia con el ejemplar divino se da el re– flejo de lo creado. Este reflejo es cuádruple según este doctor: umbra, vestigium, imago, similitudo. Los dos primeros son propios de todos los seres. El cuarto es algo peculiar de las almas en gracia. Queda el tercero como propio de la antropología filosófica. Sólo de éste nos podemos preo– cupar en este estudio 98 • Lo primero que hay que advertir al analizar esta primera nota del hom– bre como imagen de Dios, es que pertenece a la íntima estructura del mis– mo ser del hombre. San Buenaventura es en esto extraordinariamente ex– plícito. En un pasaje podemos leer esta breve sentencia: Esse imaginem Dei non est homini accidens, sed potius substantiale 99 • Y en otro pasaje con frase lapidaria dice del alma: !mago ab ipsa veritate firmatur et Deo immediate conjungitur 100 • Estos textos tienen un valor antropológico excepcional. Si el hombre es por su misma naturaleza imagen de Dios, moldeada por El, la relación metafísica al primer Ser ya no es la mera relación de efecto a causa, sino la más vital de la copia al modelo. Con esto de particular. Que como la copia humana es viva, se relaciona vivencialmente con su modelo, que es plenitud de vida. Es esto lo que el doctor medieval comenta con mucha detención cuando se pregunta: An hamo vere sit imago Dei. A lo que se responde afirmando que el hombre es semejanza expresiva, expressa simi– litudo 101 • Esta semejanza expresiva lleva consigo el que el hombre sea capaz de Dios y partícipe del mismo. Empalma en este momento, una vez más, con San Agustín, quien en De Trinitate había escrito, refirién- 98 Cf. J. M. Bissen, L'exemplarisme divin selon St. Bonaventure (París 1929); T. Szabo, De SS. Trinitate in creaturis refulgente doctrina S. Bonaventurae; M. Oromi, 'Filosofía ejemplarista de San Buenaventura', Obras de San Buenaven– tura, B.A.C. Madrid 1947) 3-138; B. Madariaga, 'La imagen de Dios en la metafí– sica del hombre según San Buenaventura', Verdad y Vida 7 (1949) 145-94, 296-335. !w ll Sent., d. 16, a. 1, q. 2, f. 4; Op. O., t. II, p. 397a. 100 I Sent., d. 3, p. 1, q. 2, ad 4; Op. O., t. II, p. 73a. 101 ll Sent., d. 16, a. 1, q. 1; Op. O., t. II, pp. 393-96.

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