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56 E. RIVERA DE VENTOSA dante 8 '. En la segunda dice así: A nos yeux, l'aboutissement du mysti– cisme est une prise de contact, et par conséquent une co'incidence partielle, avec l' effort créateur que manifeste la vie. Cet effort est de Dieu, si ce n'est pas Dieu lui-méme 85 • Si comparamos entre sí las dos fórmulas, advertimos que mutuamente se completan. En la primera se subraya el elemento cognoscitivo en el estado místico, al decirnos que es visión y revelación de una realidad trascendente con la que el alma establece contacto. En la segunda es este contacto vital lo primario y por él el alma se une al esfuerzo creador, que late en el cosmos, el cual o es el mismo Dios o, al menos, una actuación divina. Estas dos fórmulas le dan a Bergson la pauta para interpretar la histo– ria del misticismo. La primera, que describe la intuición mística como visión, revelación y contacto, la aplica Bergson históricamente a la mística de Plotino. La cúspide de la misma es el éxtasis en el que el alma se siente o cree sentirse en presencia de Dios e iluminada por su luz. Tal interpretación del éxtasis plotiniana nos parece demasiado impreg– nada de conocimiento. Pero dejando a un lado este matiz de interpreta– ción, con el cual nos hemos topado ya, nos interesa ahora recoger el ataque frontal que dirige Bergson al éxtasis de Plotino. Consiste éste en que Plo– tino no ha franqueado esta etapa del éxtasis para llegar a ese otro mo– mento de más plenitud en el. que la contemplación y la intuición mística se resuelven vitalmente en acción. La acción, según cita que Bergson toma de Plotino, es un debilitamiento de la contemplación. Como para el filó– sofo francés, según la segunda fórmula que nos ha dado, el misticismo implica acción creadora, deduce de su reflexión sobre Plotino que el mis– ticismo helénico no ha llegado a plenitud. Esta sólo se ha logrado en los místicos cristianos 86 • A estos los describe Bergson como almas de grandes energías vitales, contra tantos psicólogos y alienistas que han visto en ellos mentes taradas. La esencia de su misticismo se halla en una llamada íntima que encuentra respuesta. Conmovida el alma en sus íntimas profundidades, cesa de volver sobre sí misma, escapando a la ley de la circularidad que quiere que el individuo y la especie se condicionen. Oye entonces una voz que la llama. No percibe directamente la fuerza que la empuja. Pero se deja llevar, al sentirse ante una presencia indefinible, que al menos adivina. Vien alors, recogemos sus mismas palabras, une immensité de joie, extase ou elle s'absorbe ou ravissement qu'elle subit: Dieu est la, et elle est en lui. Plus de mystere 87 •• 81 'Les deux sources', Oeuvres, 1162. 85 o. Y l. cit. 86 o. cit., 1165. 87 o. cit., 1170.

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