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SAN BUENAVENTURA Y HENRI BERGSON 49 siste en que no puede darse en este nuestro estado tal intuición. Basta la contuición de la Verdad Eterna, reflejada en el mismo objeto intuido. Si San Buenaventura aceptara la intuición de la ratio aeterna, el onto– logismo sería inevitable y tendrían razón quienes le han acusado de ello. La acusación es infundada porque este doctor pone los pies en el suelo de nuestra condición actual con firmeza. Esta firmeza motiva su serenidad en la vía media que elimina las ilusiones de una metafísica a lo divino y la suficiencia de quienes todo lo fían de la menguada luz del entendimiento agente 65 • La intuición mística, a la que San Buenaventura llama más frecuente– mente contemplación mística o sapiencial, es en nuestro esquema el cuarto momento de la intuición. Su estudio se puede hacer desde dos aspectos muy distintos: el estrictamente teológico, como efecto de la gracia y de los dones del Espíritu Santo y el de sus manifestaciones psicológicas que caen ya dentro de lo que hoy llamamos filosofía de la religión. Las limita– ciones inherentes a este estudio nos fuerzan a tenernos que atener al se– gundo aspecto de la intuición mística, es decir, en cuanto es una vivencia psicológica 66 • El análisis de la misma suscita problemas muy dispares. El primero pregunta por el objeto inmediato de esta vivencia intuitiva. ¿Es algo divi– no lo que se intuye o es el mismo Dios el que se hace presente de modo inmediato a la conciencia del alma mística? El segundo problema pregunta sobre el modo y manera de realizarse esta intuición. El primero es uno de los más fundamentales y, al mismo tiempo, uno de los más controvertidos en los estudios de M{stica 67 • En la interpretación de San Buenaventura, unos autores, como B. Rosenmoller, penetrante ex– positor del pensamiento religioso de San Buenaventura 68 , juzgan que la experiencia mística consiste en intuición inmediata del mismo Dios. 65 Sobre la actitud de S. Buenaventura frente al ontologismo cf. I. Jeiler, 'Die Lehre des hl. Bonaventura in Betreff des Ontologismus', De,· Katholik (1870) 404-20, 583-93, 655-86; T. Zigliara, Della luce intellettuale e dell'Ontologismo secando la dottrina di S. Bonaventura e Tommaso d'Aquino ,(Roma 1874); J. Hessen, 'Bona– venturas Verhaltnis zum Ontologismus', Philosophisches Jahrbuch (1921) 370-79. 66 Sobre la mística en S. Buenaventura, cf. E. Longpre, 'S. Bonaventure', Diction. de Spiritualité, t. I, col. 1768-1843; St. Grünewald, Franziskanische Mystik. Versuch zur einer DarsteUung mit besonderer Berücksichtigung des hl. Bonaventura (München 1932); Dunstan Dobbins, Franciscan Mysticism: The Mystical Theology of seraphic Doctor {New York 1927); I. Omaechevarría, 'Teología mística de San Buenaventura', Obras de San Buenaventura, B.A.C {Madrid 1947) t. IV, 3-96. 67 Cf. J. de Guibert, Theologia spiritualis ascetica et mystica, ed. 3, (Romae 1946) 330-56; A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, B.A.C. (Madrid 1954) 700-24; B. Jiménez Duque, Teología mística, B.A.C. (Madrid 1963) 413-62. Es de notar cómo este autor preanuncia nuestro estudio cuando reiteradamente recuerda a Bergson al exponer la contemplación mística como experiencia integral (pp. 98, 420 y 481). 68 Religiose Erkenntnis nach Bonaventura {Münster 1925). 4

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