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SAN BUENAVENTURA Y HENRI BERGSON 39 ratio superior no son dos fuerzas que se repelen, sino dos funciones menta– les que se completan mutuamente en la unidad antropológica, propia del hombre integral 3 5. Desde estas alturas medievales y para aclarar más plenamente este problema humano que escinde tan hondamente las conciencias, queremos ahora acercarnos al pensador de nuestros días, H. Bergson. También este maestro del análisis de la vida mental distingue en la conciencia un doble estrato: el de la inteligencia y el de la intuición. Dejando a un lado la cuestión de terminología, pues los doctores esco– lásticos, tanto San Buenaventura como Santo Tomás, vinculan la inteligen– cia a la intuición 3 \ mientras que en Bergson la inteligencia y la intuición se oponen, es indudable que el doble estrato que éste señala en la concien– cia tiene un paralelo con la ratio inferior y la ratio superior de San Buena– ventura 37 • ¿ Cómo describe Bergson estos dos estratos? Lo hace con un lenguaje terso e inimitable en el preludio de su opúsculo, Introduction a la méta– physique, que se ha llamado el Discurso del método de Bergson. "Si l'on compare, escribe, entre elles les definitions de la métaphysique et les con– ceptions de l'absolu, on s'aper<;:oit que les philosophes s'acordent, en dépit de leurs divergences apparentes, a distinguer deux manieres profondement différentes de connaitre une chose. La premiere implique qu'on tourne •15 Para un estudio ulterior de este problema, véanse los grandes expositores de la filosofía de San Buenaventura: E. Gilson, La filosofía de San Buenaventura, 324-85; L. Veuthey, S. Bonaventurae philosophia christiana {Romae 1943); H. Borak, Philosophia S. Bonaventurae (Romae 1956); G. Bonafede, 'La dottrina de la co– noszenza in S. Bonaventura', Doctor Seraphicus 11 (1964) 23-38. 36 Cf. L. d'Izzalini, Il principio intellettivo della ragione umana nelle opere di S. Tommaso d'Aquino (Romae 1943). 37 Para visión sintética del pensamiento de H. Bergson véanse J. Chevalier, Bergson, éd. revue et augmentée {París 1934); el mismo, Histoire de la pensée, t. IV: La pensée moderne de Hegel a Bergson {París 1966) 504-603; H. Hoffding, La philosophie de Bergson, exposé et critique, trad. franc. {París 1916); V. Janké– lévitch, Bergson (édit. remaniée) {París 1959); Ed. Le Roy, Bergson, trad. esp. (Barcelona 1932); F. Olgiati, La filosofia di Enrico Bergson {Torino 1914). (Estudio más bien negativo contra la tendencia positiva de los anteriormente citados). En el ambiente hispánico Bergson ha sido un autor preferido y con influencia funda– mentalmente benéfica, cara sobre todo al positivismo, de tan funesto influjo en Suramérica. En nuestro estudio hemos utilizado preferentemente las siguientes obras: M. García Morente, La filosofía de Henri Bergson, Colecc. Austral (Madrid 1917 y 1972); J. Zaragüeta, La intuición en la filosofía de Henri Bergson (Madrid 1941); X. Zubiri, 'Bergson', Cinco lecciones de filosofía (Madrid 1963) 163-211; D. Martins, Bergson. La intuición como método en la metafísica, trad. esp. (Madrid 1943). También he utilizado la tesis doctoral de J. Alvarez Arroyo, El tiempo en Bergson, de la que apareció un extracto, demasiado breve, en esta revista, Salman– ticensis 16 (1969) 299-327. Como director de la misma he podido utilizar, no sólo el manuscrito, sino también las indicaciones del autor en los largos coloquios que con este motivo pudimos intercambiar. Con afectuosa lealtar dejo aquí constancia de esta deuda con mi antiguo alumno y hoy profesor en la Universidad de Are– guipa (Perú).
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