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!NTERPRETACION FILOSOFICA DE DUNS ESCOTO... 625 llo del cosmos. A estas fuerzas, inmanentes, las llamaron «logoi spermatokoi», que en vers:i.ón directa latina son las «rationes seminales». V:isto el problema de las razones semina,les en esta perspectiva aparecen claras las, divergencias escolásticas. Unos niegan las razones seminales, porque para -expli.car la producción de nuevos1 seres bastaría la materia pr.ima, capaz de rncibi-r toda clase de formas:, junto con la acción de• la causa efictente. En caso de que la causa eficient.e próxima resu1tara :inade– cuada se acudía al influjo astral para. suplir la deficiencia del agente terreno. Otrns creían necesario• admiUr unos principios activos en la misma materia. Estos, principios acUvos·, sobre cuya. naturaleza se disputó mucho, eran las famosas «rationes seminales». Fue esta la actitud que defendió la primera es 1 cuela franciscana. y que expone largamente San Buenaventura 8 • Ahora bien; s:i comparamos la docit.rina de San Buenaventura con la de Duns: Esco1to advertimos al instante que és,te no es, de nuevo, la «expre– sión suma» de la escuela franciscana, s.ino, más bien una des,v:iación de la misma. Duns Escoto no· niega dice el historiador mediavalista E. Gilson, las «rationes· seminales», sino que las' :interpreta. a su manera 9 • Dos pecu– liaridades caracterizan esta su manera. La primera consiste en que no cree necesario admitir las razones seminales para evitar que la causalidad de las. creaturas venga a ser una esp,eci-e de creac:ión. La segunda peculiaridad subraya que no hay que constderar a las razones seminales como principios activos, sino como principio formal pasivo 10 • Es,ta manera peculiar de ent,ender las razones seminales, propia de Duns Escoto, no mantiene, indudablemente, las exigencias doct,rinales que moti– varon el que la primera, escuela franc.isicana las 1 defendiera con tanto tesón. El cuarto punto propio de la escuela franciscana según Amor Ruibal, se refiere a «la acción iluminativa divina ya directa ya med~ante los eternos ejemplares». No es: muy preciso Amor Ruibal al expone•r el tema del ejem– plari.smo y su vertiente psicológica que ,es la teoría de la ilumnación. Ex– cluye con decis1ión que San Buenav,entura pueda ser .interpretado en sen– tido ontologista y reconoce, al mi1Smo t,i,empo, la as1imilación que este doctor hizo de la gnos,eología aristotélica. Pero es demasiado severo cuando, escri– be: «La teoría cognosci:tiva de San Buenaventura representa una fase de transición del platonismo agustiniano al ar:isitotelismo escolástico, con ma– nifestacfone.s en favor de ambas: teorías, s:in que aparezcan los, intentos: de conciliarlas» 11 • Uno de los puntos de fricción entre ambas teorías dice rela- 8. Cf. In 11 Sent., d. 18, ª'· q. 3; d. 7, p. II, a. 2, q. I; d. 12, a. 1, q. 3; d. 15, a. 1, q. 1; In IV Sent., d. 7, p. II, a. 2, q. l. 9. Of. J. DuNs ScoT, lntroduction a ses positions fondamentales. Paris, 1952, p. 473, n. 2. 10. Oxon. II, d. 18, q. única,, n. 8 (ed. Fernández García), t. II, p. 608. 11. Los problemas ... , t. 2 1 p. 198.

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