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632 E. RIVERA DE VENTOSA 12 Una interpretación benévola puede dar paso igualmente a estas afir– maciones. Pero la consecuencia que deduce en el tercer pasaje nos pone en guardia sobre todo el proceso interpretativo y nos obliga a rechazarlo. Dice así: «La ley eterna en el sentido expuesto, no es en modo alguno un impe– rativo, sino simplemente un cuadro ideal de lo real1:zable en el orden hu– mano... Es una norma de actos a la manera del ,orden ideal del Bien en el sistema de Platón, que aquí se reproduce, y al mismo tiempo un simple optativo o paradigma de orientaciones potestativas en la realización de esos actos, mientras no, aparezca en ,concreto una promulgación y una san– ción dada» 30 • Este tercer párrafo que tiene explicación desde una visión del cosmos puramente griega, carece de sentido, desde la visión cristiana, desde las correcciones que los principios cr:istianos introdujeron en el esquema pla– tónico. El mundo griego se mueve en lo impersonal. Sus relaciones y vin– culaciones se inmergen en un mundo ordenado, que los griegos llamaron cosmos,, pero en el que fa.lta la comunión viva de las personas. La correc– ción fundamental cristfana consistió en personalizar el bello cosmos griego. Ya el historiador E. Gilson ha advertido que nunca Platón nos dice que el Bien, el supremo parndigma en el mundo de lús esquemas ideales, se iden– tifica con Dios 31 • Pero si Platón no lo dijo, sí lo dijo, y muy luego, el pen– samiento cristiano. Desde aquel momento ya no son los meros paradigmas platónicos los que atraen al espíri:tu humano, sino el Dios Padre que está en los cielos. El ideal ético cristiano ya no es el .ideal abstracto de la «kalolcagathia», realización plena de lo bello y lo bueno, sino el persona– lismo: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto». De aquí que se pueda hablar de ideal optativo, y de una ética optativa correspondiente a este .ideal, en el p,ensamiento griego. Pero este ideal y esta ética se transforman en el pensamiento cristiano en una obligación imperada por quien dijo: «Amarás a Dios con todo tu corazón... ». Si es correlatico al mundo impersonal griego una ética optativa, que otros han llamado ética inmanente (¿la de Sócrates?), es· igualmente correlativo al mundo persona¡ cristiano la ética imperativa, lo cual no ha tenido por qué eliminar los ,esquemas ideales platónicos, sino que los ha «personalizado» en Di:oiS. Por todo ello no comprendemos el empeño de Amor Ruibal por eliminar los ideales platónicos, que tan pr,eclaro marchamo han recibido en la gran visión ejemplarista cristiana, des'1e San Agustín hasta nuestros días. nium actuum et motionum» (Summa Th., I-II, q. 93, a. 1). La de Sa.n Agustín: «Ratio et volutas Dei ordinem naturalem conservari jubens te perturbari vetans» (Contra Faus– tum. 1, 22, c. 27). 30. Los problemas... , t. 3, pp. 65-66. 31. Cf. Dios y la filosofía. Buenos Aires 1945, p. 48.

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