BCCCAP00000000000000000000767
LA MISIÓN DEL CONGO 49 banza el capitán holandés, o porque rodeó en tierra, o porque erró el viaje en el río, o, lo que ,es más cierto, porque lo dispuso así el Padre celestial d·e las misericordias para consuelo y seguridad de sus fieles siervos. Hízose muy ,capaz el conde de la pretensión del holandés y fué tal su sentimiento de que quisies,e hacerse dueño del ptrerto y estorbar a los religiosos la •entrada ¡en sus tierras, que, en Uegando a su presen– cia poco ,d,espués, no sólo lo reprendió ásperamente, sino que al capi– tán y a los que le acompañaban los mandó poner en la cárcel. Luego <lió ord•m a Don Miguel de Castro, su pariente, para que partiese al insfant·e con mucha gente armada para ,defender a los religiosos y gen– te del baj,el del capitán Falconi, y para mayor seguridad mandó al mis– mo tiempo a otro fidalgo muy nol:>le qllie fuese a) navío holandés con igual número de soldados para impe 1 dir cualquier hostilidad que inten– tase. Con ,ese r-esguardo s,e volvió Falconi, ,dándoie las gracias al con– de, acompañado de muchos negros armados que gustaron de quedarse en el navío hasta que ,el ,día siguiente desembarcasen los rdigiosos pa– ra llevarlos a Soño. 9.-Llegó Falconi con toda la gente de guerra, destinada para am– bos navíos con sus cabos, y, apenas ,entró en ,el suyo con la gente, cuando empezaron a respirar los Padres y luego sin más dilación pa– saron al de los holandeses y les nortificaron el orden qltie llevaban del conde y cómo por sus atr,evimientos quedaban presos su capitán y ,com– pañeros. No es ponderable el gozo que les causó a los neg-ros el vier a los religiosos, l1icieron mil demostraciones de alegría y, habiéndolos agasajado lo mejor qúe s·e pudo , hicieron difer,entes riepiques con la campána, y blancos y negros cantaban a .Dios alabanzas y, en esa for– ma y con los r,egocijos que permitía el puerto, se pasó la mayor parte de aquella i10che. !Los golpes· de la c·ampana y las vooes de los que can– taban, fueron para los herejes que Jas oían, truenos de impondierabk tormento. Amaneció el <lomingo siguient,e y se r.enovaron los júbilos con fes<tívas diemostracíones ; enarboláronse las banderas y galla1~detes y saHeron de su r,etír-0 los religiosos, ya sin disfraz alguno, y empeza ron a pas,earse por ,el navío para que los enemigos los vies·en. Esto ftté para ellos de sumo tormento, pero de imponderable alborozo para io, católicos blancos y negros, y para éstos ,especialmente, que no habien do oído Misa en muchos años por falta de sacerdotes, la oyeron aquel día ien el navío y s,e celebró con la solemnidad posible. Lo mismo hi– cieron los Padres que se quedaron en Soño, y ésos bendij,eron el agua y cantaron ,el asperges. También hicieron pláticas espirituales, valién– dose de intérpr,etes para ello, y toda aquella gente asistió con mucha 4
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz