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LA MISIÓN DEL CONGO 47 d-ef.enders,e ; que era ya soµrada osadía la suya después de haber satis· fecho a sus preguntas, no debiendo hacerlo en puerto ajeno y sin agra– vio suyo. Al tiempo qu;e Falconi escribía esta respuesta usó Fr. Fran– cisco <le Pamplona de la sigui,ente estra1tag,ema. Hizo que ios religio– sos se metiesen ,en la cá:mara ,de popa y allí, ocultos sin que los pudie– sen ver los comisarios, t ratasen ,e1i voz alta, que ellos lo pudies·en en– tender, ,de sucesos militai•es y de cuán perniciosa ,era · fa secta .d,e los holandeses, y que variasen las voces para que concibiesen la muche– dumbre de gente que había y que no les temían, antes bien que desea– ban el combate. Tomaron ,el papel los comisarios y volvieron a su ba– jel y, Henos de miedo , informaron a su capitán de lo que habían vi5'to y oído. Con e·so se templó el orgullo de los ,enemigos y en el corto tiempo que quedaba de la tarde y de la noche, aunque los nuestros no dejaron las armas de las manos , ,estuvieron siempre ,en vela y con 110 pocos sobresaltos, pe ro no fueron mokstados <le los enemigos, aun– que lo t,emieron. 5.-En amaneciendo vieron que el capitán holandés tomó su lancha y que con algunos soldados y marineros partió a toda prisa a hablar al conde de Soño; empero, juzgando d capitán Falconi por incor~ve– niente el que el •enemigo informase primero , aprestó su lancha y con gente armada y los Padr,es Fr. Buenaventura de Cerdeña y Fr. Jenarn de Nola, disfrazacdos, procuró hacerse hacia la boca del río Zaine con la brevedad que pudo. El holandés hizo todas sus dilig,encias para lle– gar primero , pero fué Dios s•ervido que no lo lograse por llevar pocos remeros e ir ·el río tan rápido, a cuya causa J,e fué preciso r•etroceder para surtirse de má:s remerns. En ,el ínterin fueron bogando los nues– tros y, como cogieron v'entaja, pudieron lk:gar a perders•e de su vista. Pero, porqne a ,esta fortuna no le faltase algún azar, en emp ezando a entrar por las espesuras de las islas int,ermedias,· se vieron en gran con– flicto por ignorar ,el viaje, y no hallando p'ersona alguna, con estar to– das muy pobla:das de g,eute, que les diese hu; qe él para proseguirle, cay,eron ;en gran perplejidad sobr,e lo que habian de ejecutar. Esitando deliberando sobre est,e punto, llegó cerca de ellos la lancha del holan– dés, ya bien surtida de gente de guerra y ,de .remeros, y los nu,estro s acordaron entonces ·que les era lo más acertado y s,eguro el irla si– guiendo para proseguir ,el viaje. 6.-Así lo hideron los nuestros , aunque les duró poco trecho esa fortuna, porquie por las vueltas y r,evueltas de las isfas vinieron a per· derlé/. de vista, qqedando conhtsos, sin 'saber qué hacer y con bastantes
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