BCCCAP00000000000000000000767
40 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA reformado. Tocábase fa campana a las horas dispuestas, y con su se– ñal acudían :lue'go a la cámara d,e popa, y todos juntos ejecutaban :ios aotos die comunidad que estila la Religión (22). 9.-'-Atendían asimismo al bien espiritual de los seglares, ensenan– cloles cada día la doctrina cristiana y explicándoles los misterios de nuestra santa fe. Tres días ,en la semana les hacían pláticas espiritua– Ies, y los domingos y fiestas se les leía la vida de algún santo, y des– pués, d que leía, hacía sobre ella algunas reflexiones y ponderaciones morales convenientes al auditorio. A todo asistían así el capitán como el piloto y todos los oficiales y marineros. Pero sobre todo, en lo que se puso mayor diligencia fué en la frecuencia de los Sacramentos, lo cual se logró de- suerte que era para alabar a Dios el ver tantas confe– siones y Comuniones en los domingos y fiestas, cosa que aun en los mismos marineros les causaba admiración, por no haber visto jamás otra s-emejante ni más devota y religiosa navegación. Para dar prin– cipio al ,día se decían, en amaneciendo, las Letanías mayores, implo– rando el auxilio de Dios y la intercesión de los Santos. Por la tarde, antes de recogerse, cantaban con solemnidad y devoción las de Nues– tra Señora delante -de una imagen suya, para 10· ·cual ponían do,s bu– jías en sus faroles. De noche les asistían también los religiosos acom– pañándoles y dándoles saludables consejos, cuando ellos, por sus cuar– tos, hacían la centinela. Con eso se evitaban pláticas impertinentes, y a ve'Ces perjudiciales, en que suelen ocupar el tiempo para no dejarse v,encer del sueño y estar má,s vigilantes. 10.-Pero como el ejemplo mueve mucho más que las palabras, en él principalmente pusieron los religiosos el mayor estudio. Admiráb.an– se: de ver al Prefecto y a los demás Padres barrer la popa del navío, ser sacristanes a ,semanas y ayudar a los marineros y grumetes en cuan~ to podían. Pero, sobre todo, lo que más les llevaba la atención, era el V•er a Fr. Francisco de Pamplona, a quien habían conocido pocos años antes en la altura de- sus grandes puestos militares, fregar los plato,s y escudillas y hacer cuantos oficios humildes se ofrecían; y con tal gus– to y apl,icación, que no permitió que otro alguno se ocupase en ellos durante ,el viaje. Con los •enf.ermos seglares, que hubo algunos, aun– que no de mucho cuidado, ejercitaron los religiosos cuantos oficios de caridad alcanzaron, sirviéndoles personalmente y a todas horas. En fin: (22) La mencionada carta del P. Santiago da muy interesantes pormenores sobre la vida llevada por los religiosos en el barco durante la travesía.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz