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LA MISIÓN DEL CONGO 31 Congregación de Propaganda Fide, como lo ejecutó. lLos l'eligiosos que se añadieron a los ya nombrados fueron : Fr. José de Antequera, Definidor, ,d~ la Provincia de Andalucía; Fr. Angel de Valencia, Pr 1 e-– dicador y Guardián, de la de Valencia; Fr. Buenaventura de Cerdeña, Lector de Teología, Guardián y Definidor, de la de Castilla; Fr. Juan de Santiago, sacerdote, de la misma Provincia; · Fr. Jerónimo de La Puebla, 1iego, de fa die Aragón; todos los cua;les fueron hombres de gran virtud y de admirables prendas para el ministerio (20). Partieron todos de Madrid para Sevilla alegres y gozosos y en llegando, empe– zaron a tratar de la embarcación y del avío necesario para ella. Cual– quiera s,e persuadirá que, habiendo negociado tan felizmente estos ·Pa– dres ,en Madrid con dl r,ey n111estro señor y sus ministros, no tendrí:an ya más que hacer sino embarcars,e y proseguir su viaje; p,ero no rnce– dió así; porque, no obstante el buen d,espacho que llevaban, se levan– taron varias contradicciones que l,es dieron mucho ejiercicio de pacien– cia; y por último, en demandas y respuestas, se pasaron más de cator– ce mes,es primero que se llegaron a embarcar. 11.-Apenas se vencieron ,estas dificultades por el infatigable des– velo y solicitud de Fr. Francisco ,de Pamplona, cuando Juan Bernardo Falconi, genovés, y Baltasar López, portugués, piloto de grande ex– periencia en el océano, hallándose e'n Sevilla al tiempo que se buscaba la ,embarcación para el Congo, se ofr,ecieron con gran piedad a con– ducir la misión, para cuyo efecto, por la especial devoción a nuestro (20) Los mencionados religiosos fueron admitidos a la m1s1.011 por determinación de Propaganda Fide del 25 de abril de 1644 (Cfr. CESINALE, o . c., 530, nota 3). Sabemos que· los dos Padres de la Provincia de Castilla, Buenaventura de Cer– deña y Juan de Santiago, lo habían solicitado en una carta que, firmada por am · bos, dirigieron a la Congregación el 11 de febrero de 1644 (Archivo de Propagan· da.--Scritt. ant., vol. 123, fol. l46v.). En ella hacían constar que el P. Buenaven– tura de Alessano, que entonces se encontraba en Madrid, había aprobado su buen deseo y no tenía inconveniente en admitirlos. Bien podemos dedr por otra parte, que si e-sa expedición tuvo éxito se debió a hj. influencia de Fr. Francisco de Pamplona. Este presentó un memorial al Conseió de Indias, en nombre de los otros misioneros del Congo, en el que exponía había llegado c. su noticia que los ingleses y holandeses habían introducido y sembrado la herejía en el ' reino del Congo ; por lo cual pide que, en caso de no poder desem– barcar allí, se les permita pasar a Filipinas o al Japón. En vista de ello, Don Ga · briel Ocaña y Alarcón requiere en nombre del Consejo el parecer de los Superiores ele Castilla (26 de septiembre de 1644). A ello contestan el P. Provincial y Definido– r es de Castilla (1 de octubre de 1644) diciendo que, aunque la empresa de ir al Con– go, país de infieles, y expuestos a ser apresados durante el viaje, es difícil, sin em– bargo, esa es la misión que tienen del Papa. Por el contrario, el pasar a Fi!ipina-s o al Japón 110 creen puedan hacerlo, por no estar para ello autorizados ni por el P . General de la Orden ni por la Congregación de Propaganda Fide (Cfr. estos documentos en Mis-iones de Cap1tchinos en el Congo y Citmaná, B. N.-Ms. 3818, ff. 44 y 45).

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