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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA dote de singular virtud, y Fr. Francisco de Pamplona, Lego, que poco·s años antes había tomado el hábito, dejando con el nombre de Don Ti– burcio de Re,dín sus grandes puestos militares para se:r un nuevo ej,em– plar de penitentes. Con este ilustre caudillo se prometieron los compa– ñeros feliz suceso en su pre.itensión, y no les salió vana su esperanza, pues a él únicamente, después 1e Dios, se le debió no sólo la conduc– ción de esta céiebre misión, sino también cuantas resultaron de ella y hasta hoy han hecho los nuestros en Africa y América, promoviendo unas con su ejemplo y consejo, y otras emprendiéndolas por sí mis– mo (18) . 9.-Partieron de Roma los misioneros italianos, y desde Génova vinieron embarcados hasta Vinaroz, donde saltó en tierra el Prefecto, Fr. Buenaventura de Alessano, con un compañero, y de allí pasó a Za– ragoza a participar el orden que traía de Su Santidad a Fr. Miguel de Sessa y a Fr. Francisco de Pamplona, hijos -de la Provincia de Ara– gón. Los demás compañeros tiraron en der,echura a Sevilla para espe– rarlos allí (19). Vino lue.'go a Madrid el Prefecto con Fr. Francisco de Pamplona, y por primera diligencia se fué éste a poner a los pies de Su Majestad, quien por su gran celo de la fe y por lo mucho que deseaba su propagación y amaba a Fr. Francisco, le concedió cuanto pidió para la Misión, y demás a más mandó se ks dies•e a los misione– ros mil escudos de limosna de su bolsillo para ornamentos y alhajas del culto divino . Viendo, pues, ,el buen despacho y la generosidad con que Su Majestad se ofr.eció a todos los gastos ,de la conducción, así por su consejo como por juzgar el Prefecto que era corto el número de los misioneros para dar cobro a tanta mies como esperaban hallar en el Congo y reinos .v•ednos ,de él, tra,tó Fr. Francisco de que se aumentase de religiosos de -estas Provincias de España, hasta doc e', que ftté el número que la Santidad de Paulo V señaló la vez primera. 10.-Trataron el Prefecto y Fr. Francisco esta pretensión de orden de Su Majestad con el Nuncio de Su Santidad, el cual se la concedió y se encargó de dar aviso luego a Roma al Sumo Pontífice y a la Sacra \ (18) Fr. Francisco di! Pamplona fué admitido a formar ,parte de aquella expe• dición de misioneros el 12 de marzo de 1642, y el 21 de julio de 1643 lo fué el P. Miguel de Sessa, religioso de origen napolitano, pero que formaba parte de la Provincia de Aragón, a la que asimismo pertenecía Fr. Francisco (Cfr. CESINA– LE, o. c., III, p. 530, notas 1 y 2, donde se ponen las determinaciones de la Sa– grada Congregación de Propaganda Fide. admitiéndoles). (19) Los otros compañeros del P. Prefecto, Buenaventura de Alessano, eran : PP. Jenaro de Nola, Buenaventura de Sorrento, Juan Francisco de Roma y el Her– mano Lego Fr. Angel de Lorena, llamado otras veces de Nancy.
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