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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA de España con Francia por Fuenterrabía. Luego se siguieron los tu– multos <le Cataluña, que duraron más de ocho años, y, dos antes de ajustarse, empezaron las guerras de Portugal. En ,el ínterin se padecie– ron infortunios, pestes, alteraciones de pueblos, falsificaciones de mo– neda, mudanzas de ellas, y todo concurrió al atraso de dicha misión, hasta que el Señor soberano la volvió a suscitar de nuevo. 5.-Escribió, pues, el rey Don Alvaro VI al Papa Urbano VIII con nuevas y mayores instancias el año de 1639 sobre el punto de la misión de los Capuchinos, que había pedido a sus antecesores ; y Su Santidad, como celosísimo de la propagación de nuestra santa fe y grandemente deseoso de la salvación de las almas, admitió la petición con especial benignidad y sin alguna dilación envió con su Breve Apostólico y carta para dicho rey seis Capuchinos italianos, cuyos nombres eran: Fr. Bue– naventura de Alessano, Predicador y Guardián de la Provincia de Roma, al cual la Sacra Congregación de Propaganda Fide nombró por Pre– fecto de esta apostólica misión (14); Fr. Antonio de la Torella, Guar– dián y Maestro de novicios de la Provincia de Nápoles; Fr. Jenaro de Nola, Definidor y !Lector ,die Teología de la misma Provincia; Fr. Juan Francisco de Roma, Predicador de la de Roma, y dos Religiosos Legos de la misma Provincia. Todos los cuales partieron de Roma y, embar– cándose en Liorna •el año <le 164:0, vinieron a tomar puerto a Lis– boa (15). 6.-En esta ciudad, corte del reino de Portugal, estuvieron aposen– ta-dos en casa d,e Jerónimo Bataglini, -entonce·s vicecolector de Portu- (14) El 25 de junio de 1640, la Sagrada Congregación de Propaganda Fide encargaba la misión del Congo a la Provincia Capuchina de Roma, y con esa misma fecha designaba por Prefecto de dicha misión al P . Buenaventura de Alessano (Bul– larium Ord. FF. Min. Cap., VII, 194). Prácticamer.te, sin embargo, fué una misión de la que más bien estuvo encargado el P. Procurador de la Orden, quien enviaba a ella religiosos de distintas Provincias. No podemos por menos de hacer notar que desde el principio del descubrimiento y conquista del Congo, el apostolado y la evangelización corrió a car.go de distintas Ordenes religiosas y Sacerdotes seculares, tomando a su cargo los reyes de P or– tugal el envia.r misioneros. Pero desde ese año 1640 se va a entrar en un nueyo pe– ríodo de evangelización : la Santa Sede toma desde esa fecha, por medio de la Pro– paganda Fide, el proveer de misioneros y apóstoles el reino del Congo (Cfr. No tas para una Cronología, etc., p. 47). (15) En vez del P . J enaro de Nola fué designado para ir a !a misión el P. José de Milán en 25 de junio de 1640, juntamente con los Hermanos Legos Fr. Antonio de Lugagnano y Fr. Marcos del Olmo; pero luego el P. Jenaro ocupó el puesto del P. José. Con motivo de la designación de los misioneros y de su embarque rumbo a Lisboa, el Papa escribía una carta al rey del Congo recomendándole vivamente los religiosos (16 de julio de 1640) (Cfr. Bullari11m, etc., III, 131, y VII, 194).
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