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20 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA dos por todo el mundo, lo llenó de luz y claridad de la divina verda<l, quitando y desterrando primero de todo punto las sombras y tinieblas de sus errores. Haga, pues, ahora el mismo Señor esos efectos en el reino de V. Majestad y en sus conv,eicinos por medio de estos otros doce que con su Superior pasan a Africa, para honra y gloria suya y para la •salvación de tantos pueblos. Reciba V. Majestad a Cristo en sus pobres, los cuales, por unirse y allegarse más firmemente con Dios y por servirle con más veras, se han desapropiado de todas las cosas del mundo. Desnudos van de fuera de riquezas y de bienes temporales, mas dentro llevan las sólidas virtudes y verdaderas riquezas de la sa– biduría y ciencia de Dios, con que abundante y copiosamente pueden enriquecer los reinos y naciones de Africa. Y no podemos dudar, antes bien tenemos por cierto die la piedad singu4ar con que V. Majestad con tanta instancia ha pedido y llamado a estos religiosos desde tierras tan remotas, que cuando los tenga presentes, con la misma benignidad y clemencia los favorecerá y amparará continuamente, y con eso podrán ellos conseguir el fin de su misión y dar el fruto abundante que se de– sea. Y también otros religiosos, animados con su ejemplo y llevados del celo y piedad de V. Majestaid pasarán gustosos a •esas partes a pro– seguir la obra de Dios y con sus oraciones y ej,empfos no k serán die pequeño servicio y acr,ecentamiento a V. Majestad. Nos, pues, que con v•endadero y paternal afecto tenemos a V. MajeSJtad ,en lo ílntimo de,l co– razón, ,en las entrañas ,de Cristo Jesús, y que deseamos y procuramos su bien y acrecentamiento, como e1 propio nuestro, cuanto con el Se– ñor pudiéremos, no cesanemos jamás de favoreceros y ayudaros. Y en el ínterin suplicamos a la divina bondad que con la abundancia de su gracia prospere continuamente el ,estado de V. Majestad, a quien una y mil veces con cordial afecto damos nuestra paternal y apostólica ben– dición. Dada ·en Roma, en Santa María, a 13 de enero de 1621, en el año dieciséis de nuestro Pontificado.» 11.-Este fué el tenor de dicha carta y en ella se ve presagiado cuanto después sucedió y hoy sucede, pues los Capuchinos han cultiva– do mucho aquellos reinos y cogi<lo en ellos para Dios innumerables frutos de almas. No empero tuvo por entonces su cumplido efecto esta misión por haber ocurrido la muerte del sobredicho Papa y la de nues– tro Monarca Don F elipe III, •en el mismo año de 1621 (12). De esta (12) Efectivamente : Felipe III fallecía el 31 de marzo de 1621; un año después, en mayo de 1622, fallecía también Alvaro III, rey del Congo, ,1ue había pedido la
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