BCCCAP00000000000000000000767

16 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA por suces1on hereditaria. En su tiempo se le concedió la pr,e-sentación de Obispo al señor Rey Don Felipe II, que lo era ya de Portugal. Tuvo el cetro Don Alvaro III siete años y falkció a 4 de mayo del año de 1622. 6.-Dicha embajada la trajo ·cierto marqués del Congo, acompaña– do de doscientos nobles de la misma nación, que al uso de Portugal los llaman fidalgos, los cuales, durante el viaje, poco a poco se fueron mu– riendo los más. Recibióla Su Santidad humanísimamente y hospedó al embajador en su propio palacio de San Pedro. Pasados pocos días en– fermó de muerte ,el embajador, por lo cual no pudo cumplir con la fun– ción solemne de dar por sí mismo la obediencia y hacer l'a entrada pú– blica que se acostumbra. Visitáronle los mejores médicos, y para su curaci6n se hicieron cuantas diligencias fue-ron posibles, aunque todas fueron ineficaces para recuperar la salud. Pasó a verle personalmente Su Santidad y notaron los que le asistían , que al mirarle el enfermo, empezó éste a verter copiosas lágrimas de devoción, y, preguntándo– le después la causa, respondió diciendo : que cuando entró el Vicario de Cristo por la puerta, le vió rodeado de resplandores. Díjole el San– tísimo Pastor palabras de sumo consuelo, y para más alentarle, le <lió por su misma mano una taza de sustancia, que es el último extremo de caridad y afecto de Padre común de los fi.eles. Ultimadamente, reco– nociendo que la •enfermedad era de muerte, le ,echó su bendición y le concedió indulgencia plenaria de sus pecados, con la cual, después de haber recibido los Sacramrntos, pasó a la otra vida. Fué después de– positado en Santa María la Mayor, en la capilla de Sixto V, y se !·e hizo el mayor funeral que vió Roma, y ,de allí fué trasladado su cuerpo a la entrada del coro, a un sepulcro suntuoso de alabastro, donde hoy se ve su vulto de pórfido negro y su epitafio con letras de oro (8). La emba– jada solemne la <lió después a Su Santidad el Protonotario Apostólico Juan Bautista Vives, canónigo de Valencia y Arcediano de Alcira, que era ag,ente del rey del Congo, y quedó desde entonces por su embaja– dor ordinario y como tal solicitó luego el despacho de nuestra misión. (8) El embajador del Congo al Papa se llamaba Don Antonio Manuel; fué nieto de Alvaro II y enviado por Alvaro III a Paulo V .para prestarle obediencia y pe– dirle misioneros. El autor de las Notas para u1ta Cronología (p. 44) pone este hecho equivo,cadamente en 1608. Puede verse la carta del rey del Congo al Papa en Bu– llariitm Ord. FF. Min. Capucciitorum, VII, Romae, 1752, 192. El P. CESINALE, o. c., III, p. 524, nota 5.ª, añade que el busto del mencio– nado embajador y la inscripción se encuentran en la sacristía de Santa María la Mayor de Roma.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz