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LA MISIÓN DEL CONGO 459 4.-<<Estos hechiceros tienen varios nombres, como son nganga- en, gombos, cat1,mas, singuillas y otros semejantes; todos tienen pacto explícito con el dé:nonio y le hacen continuos sacrificios. Procuran des-· truir cuanto edifican con su doctrina y ejemplo los misioneros y, a no S•er por Jas continuas. sugestiones de estos malditos hombres, es sin duda que estuvieran ya reducidos a la fe los más reinos de esa Etiopía inferior. Otro inconv,eniente gravísimo se experimenta en el Congo, que atrasa y aun impide mucho 1.os progresos espirituales y la predi– cación evangélica. Nac-e ese daño de ser electiva Ja corona y darse por votos de los maní,es. Esa suele andar entre los descendientes de dos Ji. najes muy antiguos, cuyos apellidos son Quimoljace. y Quimpongo y de uno y otro hay dilatada parentela. Estos se suelen hacer gu~rra entre si y siempre viven opuestos tiranizándose las: vidas, a cuya causa viv,en poco aquellos reyes y tienen destruído el reino, y tanto que no es hoy la mitad de lo que fué antiguamente. Suele suaeder muchas veces ele– gir dos y tr,es r,eyt's y levantarse de aquí- un gran cisma, que no se apa– ga en muchos años, como al presente lo hay. Y aunque han trabajado mucho los misioneros para que s,e conformen y no destruyan el reino con sus continuas guerras y desavenencias, con todo eso no lo han po– dido conse·guir por s,er ordinariamente puntosos, vanos y tercos en sus dictámenes. 5.-«Al presente padece ese reino ,esa desdicha porque hay un rey llamado Don Pedro Alfonso, denominado · Aguarosada Serclonia, el cual d,e muchos ·t's obedecido, pero al mismo tiempo hay otro, que es su primo hermano, llamado Don Juan, hijo d,e otro Don Juan, dicho Sambantamba, que también fué rey. Este no se atreve a pasar de }os montes de Quibongo para la corte de San Salvador, temeroso de ser degollado. Dt·seoso, pues, de la paz y común sosiego del r.eino, salí a la visita de nuestros conventos de residencia, haciendo de paso. misio– nes, y procuré cuanto pude y a costa de no pocas leguas y trabajos, ,el que se concordasen y convini,esen en uno. Por último, ayudado de Dios y venciendo varias dificultades y llevando hartas pesadumbres, vine a conseguir de la mayor parte de los manicongos la uniformi.dad de los votos ,en la persona de Don Pedro Alfonso, y pasaron luego a aclamar– le, haciendo el sangamento y funciones de alegría que acostumbran. 6.-«Mas como el partido de Don Juan estaba en el reino de Bula, me fué pr,eciso pasar a él para qm.' viniese en la elección. Allí vi y tra-· té despacio a Don Juan, al cual, aunque par,ec,e le tocaba el r.eino, en fuerza de la elección, pero le hallé insensato, idólatra público e incapaz

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