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450 MISIONES CAPUCHINAS EN f\FRlCA que residieron en la ciudad de Bahía, se les ofreció ocasión de embar– carse con el gobernador que había acabado su oficio y se volvía a Por– tugal. Este anduvo más prevenido en el viaje, escarmentado de lo que le había sucedido a Luis Martínez de Soussa Chichoro, y así hizo aprestar un navío nuevo propio de sesenta cañones y <los carabelas de mercaderes. Con esta armada salieron dichos Padres del puerto de la Bahía y, a pocas leguas de navegación, descubrieron dos navíos pe-– chelingues, que los fueron siguiendo todo el viaje con ánimo de lograr alguna presa y, como ,eran ligeros y no llevaban carga, a cada paso les tomaban a los portugueses el barlovento . 12.-De esta suerte fueron corriendo su viaje sin atreverse los pe– chelingues a €xplicar su designio con las armas, juzgando lograr sin fuego algo de la presa, con aguardar a que se ofredese accidente en que se desviasen un poco las carabelas, las cuales y el navío del gober– nador corrían poco por venir muy cargadas de azúcar y de otros géne– ros. Hallándose, pues, a poco más de doscientas leguas de Lisboa, per– mitió Dios. que el mismo día de N. S. P. S. Francisco, cuando ya se daban los parabienes los pasajeros, repentinamente sobreviniese una borrasca tan fiera, que les duró cuatro días y les puso muchas veces a pique de anegarse. 13.-Con este no esperado accidente se dividieron las embarcaciones, que fué lo que deseaban los pechelingues, y así uno de -ellos cogió una carabela de fos portugueses. Después se sosegó el mar y volvieron a descubrir los bajele's pechelingues con 1a presa, sin haberse persuadido hasta entonces que su designio era apresar las tres embarcaciones. En viéndolos los portugueses se fueron acercando a ellos, juzgando eran amigos ; mas estando ceica, conocieron su ·engaño, porque acelerando el curso uno de -ellos, se arrimó al navío portugués en que iban los re– ligiosos y el gobernador y comenzó a disparar. Pelearon por espacio de tres horas y fué tan reñido e1 combate, que sin embargo de hallarse maltratado el pechelingue, después de una breve retirada que hizo para componer !ad vdas y jarcias, volvió segunda vez a pe'lear pero, inqu1e•– tándose el mar con una borrasca repentina y 1a oscuridad de 1a noehe, se puso fin a la contienda. 14.-Apenas amaneció cuando los portugueses remendaron sus ve-– las por habe'r quedado destrozadas de los cañonazos, a causa de que el enemigo, con deseo de lograr entera la presa, había asestado sus tiros a ellas para cortarlas. Pero, antes de comenzar a marchar, descubrieron a lo lejos otra nave pechelingue que en brevísimo rato les hizo frente,

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