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MISIONES CAPUCHINAS llN ÁFRICA gadas en vicios y supersticiones, y también para nuevo aliento de cuan– tos se reconociesen llamados de Dios para tan santo y apostólico em– pleo, diremos brevemente alguna cosa de los grandes y maravillosos frutos que con la ayuda divina han conseguido en aquellas tierras nues– tros Capuchinos. 3.-Primeramente se debe volver los ojo.s a cuanto se ha referido hasta aquí, que a la verdad es mucho y digno de toda pond'eración por los inmensos trabajos que ha costado a ,los misioneros, en cuya cató– lica conquista acabaron sus vidas no sólo los Padres de quienes he– mos hecho mención, sino después otros muchos de gran virtud y per-– fccción . Después se debe ponderar su celo y fervor en ampliar y dila– tar Ja fe por los demás reinos circunvecinos al del Congo, en que han trabajado y trabajan los nuestros desde entonces con infatigable soli– citud, sin embargo de la contrariedad de los climas y peligros conl!Í· nuos d'e la vida por mar y por tierra, siendo éstos de tan subidos qui– lates a veces y tantos en número, que en tierra pudieron decir se lle– garon a ver tan atribulados, que les congojaba la misma vida: Ita ut toederet nos etiam vwere, y en mar: Aqualé praevalieerunt nimis, d,e cuxos peligros no dudó decir Stob-eo: Quisqu,is mare navigat, is mit insanit, aut mendicus est, aut morí cupit. 4:.-Asimismo se debe atender a fos infinitos errores, supersticio– nes y vicios que con su doctrina y ejemplo se han' extirpado ; los tem– plos que se erigieron, las devotas y piadosas congregaciones que se fundaron ; los innumerables casamientos que según el orden de la santa madre Iglesia se celebraron ; con cuya diligencia han apartado aque– llas .gentes ciegas del infame vicio del amancebamiento, casi connatu– ralizado entre ellos, y re-ducídolos a vivir cristianamente por medio de los santos Sacramentos y continuas predicaciones. El númerb de los bautizados excede ,el guarismo y sólo Dios, a cuyos ojos t odo está presente, lo puede comprender y saber. Cierto religioso aragonés, Ha– mado Fr. Félix del Villar, que fué uno de los qu•e pasaron al Congo en la segunda misión y después volvió a España, tuvo ,en esto alguna curiosidad devota y observó desde que llegó hasta que volvió , que en solos cuatro años que asistió en aquel r'eino , pasaban los bautizados por mano de los mismos religiosos de más de seiscientos mil, entre párvu– los y adultos. ¿ Qué diremos de los que antes y después bautizaron, habiendo corrido hasta ahora desde el principio más de setenta años y más administrándose este sacramento continuamente? Júzguelo el pia,– <loso y démosle todos a Dios las gracias por ello, diciendo con S. Pa-

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