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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA tasen las cabezas a Don Pedro y a Don Lázaro y también a un sobri– no d'e éstos y a los fidalgo,s que l,es siguieron ·en la traición, todos Jos cuales eran vecinos de San Salvador. A Dop. Alvaro se le srntenció en la misma pena, declarándole traidor y rebelde a su rey, y, si estuviera present'e, se k hubiera quitado la cabeza como a }os demás; pero al fin vino a caer en los lazos que Je armaron y pereció infaustamente. Pidió este desgraciado príncipe auxilio a ,¡os portugueses para def e.n– derse die l.as asechanzas del rey ; ofreciéronsele y, pasando incautamen– te con: un trozo de gente a unirse con los portugueses en Bamba, al tiempo que éstos iban a hacerle guerra al rey, como ya otras dos veces lo habían intenta-do por particulares motivos y P'ermisión divina en castigo de la calumnia que fraguó contra los misioneros, que tantas veces lo habían estorbado, bi-en a costa de su salud y vidas, noticioso el duque por sus espí-as, salió con su ejército hac,ia el río Ambriz y le hizo frente con una emboscada; acometi~ron1e furiosos y a pocos lanc,es 10 prendieron sin poderse resistir y luego inmediatamente le cortaron la cabeza en el mismo sitio. 13.--.De esta stterte acabaron los tres hermano,s, tan amados y que– ridos del pueblo, y éste es el fin y para<l•ero ordinario de cuantos ma– quinan traiciones a sus reyes y señores naturales . Por tanto aconseja a todos el Sabio escarmienten y feman tan infaustos fines, pues son consecuentes a semejantes traiciones y alevosías: Time dominwm, fili mi, et: 1'egem et c1im detra,ctorilms non co ,1111m.is ,ceai•is, qitonia.m repente consitrget perdit-io e:orum, e.t ntinam utriusque quis novit ? Con esto mantuvo el rey su corona, si bien la gozó después poco tiempo, por haber puesto término a sus días la mulerte ; que éste es el fin y para– dero de las ideas humanas, del cual, según el Sabio, son los vecinos más cercanos lo,s reyes y potestade·s: Omnis pot.entatits brevis vita, y poco después: Rex hodie est et eras morfrtur. Gran motivo es éste para que todos vivan ajustados a sus muchas obligaciones; pero juzgo son pocos los que se aprovechan de esta consideración saludable ; al :fin de la vida lo llorarán con amargura y quizá sin esperanza de reme– dio, mas pu 1 es le hay mientras se viva: P.raebete awtzs vos qiii conti– netis mu.ltititditMiS et plo,cetis 7,obi'.s in t·11.rbü nationmn,. Pues, como pro– sigue la Sabiduría: Qu.i enim custodierint justa, jus'te, j11stificabuntur, e-J qui didice,rin.t ista, invt7fnient q1,id rei.spondeant (138). (188) Saip., S, 3 y 11.

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