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432 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA tomar alguna refección había de ser paseándose y aventándolos de sí. Después, al tiempo de recogerse, entraba en su albergue bien maltra– tado y herido de sus aguijones, y a no haberle deparado Dios un pa– bellón, que ,es lo que usan todos los portugueses criollos de aquella tierra, fuera imposible dejarle reposar un punto, y aun eso no obstan– te, cuando despertaba, sé hallaba herido y llena toda la casa de tan mo · lestas sabandijas. La misa decía siempre con notable penalidad y, aun– que ·continuamente hacía aire un negro con ramos de árboles, era tanta la copia de mosquitos, que no se podía valer. Seis meses estuvo dicho Padre en esta tierra y purgatorio, el cual, para los pobres negros, que andan medio desnudos, es un tormento intolerable. 13.-En el río que da nombre a la provincia, se hallan innumera– bles c;ocodrilos ; son fieros y traidores y muchas veces se comen a 1a gente que va a sacar agua de él. Navególe d P. Fr. Antonio en una canoa por espacio de ocho leguas y halló por su ribera gran cantidad de ellos tomando el sol, pero al ruido de los remos de la canoa se: arrojaron al agua con ímpetu y velocidad . Son tan fieros, que era ne– cesario ir muy cuidadosos los pasajeros .en no sacar las manos de la canoa porque corren con lig,ereza y con la cola o con la boca arrebatan al que en eso se descuida ; algunos hay de desmesurada grandeza y regularmente todos son monstruosos. Hállanse también en el mismo río muchos caballos maninos, los cuales salen de noche a pacer por los campos ; son de la misma hechura que los caballos de tierra, pero muy cortos de pie rnas. De este pez comen los negros en las cuares– mas y vigilias, sin embargo de que guisado o cocido no se: distingue de la carne de vaca. Por la fiereza y abundancia de éstos y de los co– codrilos, es muy peligrosa la navegación d,E.'] Dande.

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