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43° MIS IONES CAPUCHJ'.NAS ÉN ÁFRICA 8.-Por este mismo tiempo le llegó a dicho Padre obediencia del Pre– fecto en que le ordenaba se llegase a Dande, que es adonde entra en el mar el gran río <le ,este nombre, para comunicarle algunos negocios · de importancia. Partióse luego y le dejó encargada la misión de Pemba al P. Fr. Esteban de Ravena, que acababa de llegar entonct'S. Comunicó el P. Fr. Antonio su partida al marqués y sintió grandemente la pro– posición, porque ,con la respuesta del gobernador de Loanda, en que pedía al rey le enviase los misioneros, entró éste en :-ospechas de que se querían ausrntar <le su reino y procuró cancelar la materia, de suer – te que no era fácil disponer la salida sin su orden o sin que lo llegase a entender. Por esta causa ninguno de los señores se atrt'Vía a dar favor a los Padr,es para ausentarse de su banza por no incurrir en la indignación del rey, y, como sin gente práctica que sepa bien los ca– minos, es imposiblie emprenderlo, por equivocarse a cada paso con las sendas de las fieras y leones,_ se les -imposibilitó la salida a muchos aun para cosas muy precisas de su ministerio, hasta que se sosegó el rey y volvieron las materias a su antig~o curso . .. 9.-No obstante lo dicho y que apenas hace via}e algún misionero o persona forastera cuando luego llega a noticia del rey, le persuadió el Padre Fr. Antonio al marqués le diese ge'nte que le condujese a Dande, y, aunque éste lo recusó mucho por no privarse de su compañía y por– que andaba con mucho r ecato en las disposiciones del rey por ocasión de saber se fiaba poco de él y de sus hermanos, por ser los que con más razón y valimiento podían aspirar a 1a corona, al fin se vino a ren– dir y le otorgó la salida. Antes de arrancar de la banza se ofreció en– viar a Bamba un hermano donado y, con los temores que tenía el marqués, pretendió e·storbar su partida, diciendo que sin ·orden espe– cial del rey no podía permitir se hiciese mudanza alguna; el P. Fr. An– tonio sacó la cara y al fin consiguió dejase ir al donado. Previno des– pués su viaje en fe de lo tratado con el marqués y éste volvió de nuevo a hacer esfuerzos por detenerle por las causas referidas; mas por úl– timo, manifestándole las censuras contra los que impiden a los misio– neros apostólicos el libre uso de su ministerio y el orden del Prefecto para ir a Bamba, por donde había de pasar, pero ocultándole la obe·– diencia para Dande, alcanzó de él el permiso y le dió gente que le con– dujese hasta la primera libata . y desde allí, t 'xperimentando las fatigas y trabajos ordinarios que en otros viajes, llegó a Bamba y prosiguió hasta Dande, que es camino de set;e•nta leguas.

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