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LA MJSIÓN DEJ, CONGO también diciéndole quién estaba casado y quíén amancebado y, sino todos, casi los más lo estaban y aun con muchas mancebas. Pidióle · luego al Padre les predicase lo que convenía para salir de tan mal es-– tado y que después él les hablaría sobre el mismo asunto. 5.-Hízoles •el Padre una plática muy fervorosa acerca de la obliga– ción que tenían de vivir com~ buenos cristianos, contentándose cada uno con una sola mujer •en matrirttonio santo; y asimismo les ponderó estaban obligados por razón de sus oficios a dar buet'! ejemplo a sus inferiores y a no escandalizarlos con su mala vida, pues no hay peste que así contamine la república como· 1a vida escandalosa del que la go– bi,erna. Anuncióles también la gloria del cielo que perdían y los tor.. mentos eternos que granjeaban si no trataban de salir de tan infeliz estado, y últimamente el castigo que ejecutaría en todos ellos el mar– qués su señor, que irremisiblemente les quitaría luego los puestos y rentas que gozaban y &e los daría a otros fidalgos que vivies,en cristia– namente, H.--Tomó 1uiego la mano el niarqués y les hizo un largo y cat6;lko razonamiento sobre el mismo asunto, concluyendo con <lecir que pon– dría en ejecución las amenazas anunciadas por el P. Fr. Antonio si no 'trataban luego de disponers,e al santo matrimonio, por ser cosa que tanto conducía a su salvación y al bien público y particular die su esta•• do. Con estas amonestaciones acabaron de resolverse a dejar los aman– cebamientos y casarse. El Padre 1~ fué preguntando a cada uno cuán– tas mancebas t,enía y cuál -escogía de ellas para mujer propia; cada uno escogió 1a suya y fueron preferidas aquellas de quienes tenían ya hijos. 7.- Solos dos fidalgos hubo ·en quienes se halló alguna resistencia en reducirse al matrimonio, el uno por vivir a su libertad. y el otro por Jo mismo y estar -amancebado con dos hermanas, con una de las cuales tenía hijos y quería casarse con ,ella; mas, por no dispensar en parrntesco tan c-ercano y especialmente para no hacer ,ejemplar para otros, si lo tuviesen en •este primer grado de afinidad, y porque escar– mentasen de amancebarse con dos hermanas, le ordenó el Padre: que eligiese otra mujer y el fidalgo admitió el consejo. Al otro por su rebeldía le inhibió la -entrada. en la iglesia. para traerle con esa pena a _buen acuerdo y poner miedo a los demás. De esta suerte se concluyo negocio de tanta impoi-tancia y ftté floreciendo en aquella provincia fa fe y religión siempre con mayor incremento.

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