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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA 3.-Muchas veces se ven en el mundo reiterados los sucesos de los siglos pasados, y •e.'n esto tiene idea proporcionada el presente si se pon– deran bien sus circunstancias. El primer tiro lo disparó el rey Don Gar– cía, de'spués de la corrección que se le hizo, contra el P. Fr. Jacinto de V•etralla, Superior y Prefecto de Ja misión, a quim le viene ajustado lo que dijo S. Rafael a Tobías, es a saber: Qieia acceptus eras Deo, necesse ¡.uit ut tentatio probaret te .. Llegó, pues, •é'ste Padre a comuni– carle su viaje para Loanda y a pedirle algunos esclavos que le acompa– ñasen. Sintió mucho el que intentase tal viaje.' por e1 temor de que con esa ocasión se habían de descubrir sus ideas y cortar los pasos a sus negociados, dirigidos de antemano a un terrible despique y a una ruina total de ,Ja misión, que insensiblemente había ido madurando con el mal acordado consejo de algunos portugueses criollos que la deseaban, así por eximirs•e de las santas amonestaciones de los nuestros, para vivir libremente, como por acre:ditar su celo en obsequio de su nación en aquellas costas de sus conquistas, y más en tiempo que se disputaban con las armas los derechos de ella y del reino capital, en el cual son más apreciables los obsequios y premiado cualquier aviso, ya sea cierto o incierto. Y como, según San Jerónimo, a vista de )as armas no hay ley ni observancia de la religión, faltando esto, todo se atropella y sólo se atiende a los inte reses temporales vinculados en la común turbación de los ánimos. 4.-Hecha la proposición por el Prdecto, intentó el rey detenerle, tratándole mal •de . palabra y mostrándose ingrato a cuantos beneficios había recibido de la Orden y de cada uno de sus hijos los misioneros y especialmente d·e Ja Santa Sede Apostólica. Por último, después de una larga sesión encaminada a detenerle, se valió el Prefecto d e las armas de la Iglesia y le dijo, qu 1 e si S. M. no desistía <le su intento en dete– nerle, seria preciso declararle incurso en .las censuras fulminadas con– tra los que impiden el libre uso de su ministerio a los misioneros apos– tólicos, Jo cual mantendría con toda resolución hasta ver la enmienda o perde·r la vida. Temió el rey e ste golpe y la eficaz resolución del Pre• fecto y, aunque involuntario, al fin le dejó hacer su viaje y le dió ne– g ros que le condujesen a Loanda. 5.-El segundo tiro contra la misión le hicieron principalmente al– gunos portugueses criollos de San Salvador, los cuales, así por despi– carse del gobe·rnador y oficiales de 1a Cámara de Loanda como por congraciarse con el rey Don García, qne deseaba vivamente enviar dos embajadores a Portugal a <lar sentidas que·jas contra ellos por sus par-

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