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402 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRILA 3.--Asistian innumerables muchachos y mozos a la escuela, y éstos y !a gente mayor a la iglesia con gran frecuencia, especialmente a misa. Los más la oían cada día y con mucha reverencia ; pero en los domin gos y fiestas era tanto e'l concurso_, que apenas cabían en el templo, siendo bien capaz. En estos días, antes de celebrar la conventual, se cantaba la <loctrina cristiana y salían seis niños a disputarla, pregun– tando unos y respondiendo otros, acerca de los misterios y artículos de nuestra santa fe. Después salía la misa y. en acabando el Evangelio, predicaba uno de los Padres. 4.-Los '1unes, miércoles, viernes y sábados se rezaba el Rosario a coro: los hombres a uno y las mujeres y niños a otro, y era para ala– bar a Dios, según dicen las relaciones, verlos a todos de rodillas, hora y media, pers·everando en esta devoción y otros santo,s ejercicios. En los tres ,días referidos se hach por 1a mañana plática a los congregan– tes acerca de la oración mental, enseñándoles cómo iJa habían de ejer– citar. Después s•e leía un punto espiritual de la Pasión o novísimos y · . tenían oración un rato. En los mismos días por la tarde se hacía señal con la campana y acudían a la hora de oración que se t•enía entonces, después de la cual se' hacía fa disciplina. 5.-Los sábados pot la tarde se les predicaba un •ejemplo y se les moralizaba, procurando aficionarles a la devoción con la Reina de los ángeles; luego se cantaba la Salve y, en acabando, salían fuera <le la iglesia las mujer•es y se quedaban los hombres y hacían la disciplina. Y así estos ejercicios como otros se concluían · siempre con un fervoro– so acto de contrición, pidiendo a Dios perdón y persev,erancia en el bien comenzado. Así corrían las cosas de la religión en la banza de Pemba y no era inf.erior e 1 l fruto que se hacía en lo restante del mar– quesado ; todo lo cual, después de Dios, dimanaba del buen ejemplo del marqués, a quien procuraban imitar los vasaHos. 6.-En el discurso del tiempo que residió en P.emb':I. el P. Fr. An– tonio de Teruel salió a recorrer la provincia varias veces, y entre otras se alargó haciendo misión hasta fos confines del condado de Huandu, adonde el conde que nombró el rey, después de perdida la batalla, se– gún dijimos en su lugar, s•e retiró con la gente que le quedó, con la cual y las mujeres y niños fundó una banza numerosa en que hizo asie'n– to y r,esidió hasta su muertto'. Tuvo noticia el P. Fr . Antonio de como est-e fidalgo se hallaba. muy enfermo y, movido de piedad, porque no

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