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De los progresos y ejerc1c1os espirituales de la misión de Pemba y de algunos sucesos que ocurrieron en ella. 1.-En la banza de Pemba, con la asistencia ,del Señor soberano y fa aplicación a la virtud del marqués, tuvo la fe y religión mucho au– mento, al paso que la de Encusu se quedó •e'n su obstinación y perver– sidad por e} ,escándalc;> y vida rdajada de su príncipe, verificándose en estos -dos marqueses y ,en sus vasallos lo que dice el Espíritu Santo por d Eclesiástico y nos muestra cada dia }a experiencia, esto es: Sernnr dum juáicem populi sic et ministri ejus, et qualis rector est civitatis, tales et llflh.abitantes in ea: Que cual es el juez así s·on los ministros, y tales los ciudadanos cual es ,e) que los gobierna (126). 2.-El fruto, pues, que: en esta provincia cogieron los Padres Fray José <le Pernambuco y Fr. Francisco de V•eas, fué muy considerable, lográndoseles bien ,e'l trabajo con que procuraron ,cultivarla. Est,e se' ma– nifiesta bastantemente ,c•n los muchos casamientos que hicieron ; en 1a frecuencia de Jos Sacramentos de la Fenitencia y Eucaristía, que fué grande; en la puntualidad de los -ejercicios espirituales, que se practi– caban, y en las muchas y devotas congregaciones que· se instituyeron. Parecía i1a banza -de Pemba un remedo del paraí-so en el buen orden y concierto de sus moradores, al paso que la <l,e Enclisu un retrato <le} in– fierno por ,eJ des,orden y torpezas de sus vecinos. Y, como era tanto lo adelantado, pudo proseguirla cori menos trabajo el P. Fr. Antonio de Teruel cerca de cinco años que residió ,en ·e'sta misión, al cual, des.– pués de la muert,e de los dos Padres <le Castilla, ayudó en ella eJl Padre Fray Ludovko de Pistoya y el hermano Fr. Jerónimo <le La Puebla. (126) EcclesiasL, 10, 2. '.!fi