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LA MlSIÓN DEL CONGO 397 ·12.-~De aquí se infiere cuán perniciosos so11 }os e. 1 scándalos de los príncipes y señores, pues, como ellos viven, así suelen vivir también los vasallos: Mavile mutatm· semper cum príncipe vulgus. Pero al paso que ks corre mayor ob 1 ligadón de dar buen ejemplo a sus vasallos e in– feriores, y con él pueden asegurar la reformación de las costumbres, pues: N ec sic inflectere sensus humanos edicta, valere, q1,1,am vita 1•f!– gen.tis,· así también les será pedida estreclüsima cuenta y mayor sin comparación que a los demás: Judicimn durf,.ssf.111-1,m fiet his qui prae– sunt, y consiguientemente pagarán con rigurosos castigos los pecados que cometi-eron abusando <le 1a superioridad: Potentes potenter tor-– menf,a patientu.r (123), si ya no es que hagan verdadera penitencia de ellos antes de entrar •en tan riguroso juicio_, que 110 será pequeña for– tuna y aun por rara y singular la tiene S. Juan Crisóstomo por mara– villa; en fe ·de lo cual dice: Miror an atiqm~~ e.r. rectaribus sit salvus, y su traductor de grie·go en latín añadió a. la margen de esta formidable sent,encia: .E:,; rectarib·us 1;i.r a.liq1,is sab,us: que apenas se salva alguno de los muchos que gobiernan. 13.-Por tanto, no excuso decir con d santo r•ey profeta que abran los ojos los príncipes y cuantos rigen y gobiernan las repúblicas para obviar los escándalos y abusos, procurando ser los más observantes ,en los divinos prec-eptos: Et nunc reges 1'ntelligite, erndvmini qui judicatis terram: servite' Domino in timare' et e.r.sultate ei cum tremare (124). Así porque su mayor ruina procede ordinariamente de esa causa: H aec v,w. illorum scandalum ipsis, como porque escándalos y escandalosos se– rán recogidos por los ángeles y arrojados en ·el fuego eterno, adonde con perpetuo llanto y crugir de dientes pagarán siempre los daños que causaron con ellos ; y así 1 : Qu,i habet aures au,diendi, audiaf:. 14.--En esta banza, pues, de Encusu, ta11 estéril de virtudes y tan poblada -de vicios, se detuvo el P. Fr. Antonio de Temel como dos meses, al fin de los cuales enfermó de unas calenturas que le postra– ron mucho ; pero su celo ,era grande y no por eso dejó ce trabajar cuanto pudo en su ministerio, hasta que fi.nru1mente se le agravó la en– fermedad y cesó. Tuvo suerte de hallar allí un negro forastero que le sangró cuatro vec-es y con esa evacuación me_joró. Después trató de volverse a su 1·esidencia de P.emba., donde las cosas de la fe y rdigión iban en grande prosperida<l, al paso que .s'n Encustt se hallaban tan atra- (123) Sap., 6, 1.1-7. (124) Psalm.. :!, 10.

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