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LA MISIÓN DEL CONGO 395 este ef.ecto acudiiesen a la banza. Aprobó el marqués el dictamen y en esa conformidad hizo e_l P. Fr. Antonio su misión. Detúvose poco más de un mes, pric'<iicando, bautizando y administrando los demás Sacra– mentos, y por. último exhortando a los fidalgos y coJuntos a que de– jasen los amancebami<entos y se ajustasen al santo matrimonio, como tenía determinado hacer!lo el marqués su &eñor, eligiendo Jibremente por mujer la que a cada uno le paredese, sin contravenir a los derechos. 6.-Todos le dieron palabra de hacerlo así y cada uno Je señaló 1a mujer con quien había de contraer matrimonio.· Con 1:!sto volvió el Pa<lre a la panza muy gozoso, y al mismo tiempo llegó el corrto de San Salvador con el consentimiento del protector y 1a confirmación del r•ey. Vióse e'l Padre con el marqués y le <lió cuenta de lo que había ajustado con sus vasallos y de cómo todos estaban en casarse. Pi<lióle que escogiese mujer y que dejase las demás; pero la respuesta que 1e dió fué que él no podía casarse sino en la corte y con persona de su calidad. Díjole· el Padre: «Pues, ¿cómo V. E. me ha engañado de esta suert.e ?)) Riespon<lióle muy sereno: «Yo no he mentido.» Pasó a re– convenirle el Padre con otras muchas razones, pero a todas satisfizo con esa misma respuesta, haciendo saHr ,de tino al buen religioso con tales frialdades y resolución tan extravagant<e. 7.--lgnorando, pues, la causa de esta novedad, llegó a saper el Pa– dre al cabo de algunos días cómo un hijo del marqués, que vivía en la corte, había llevado muy a mal el que su padr~ se ca·sase con otra que con parienta de:! rey y que éste le había disua:dido por cartas dej casamiento que intentaba, con lo cual se desvaneció todo y no hubo alguno de los fidalgos que quisiese cumplir su palabra. Viendo el buen religioso frustrado su trabajo, ya que 110 para el mérito, a lo menos para lo tratado, y reconociendo no había de sacar fruto de aqudla gente en mucho tiempo, le:s ,d.ejó y se voJvió a su residencia de Pemba, pa– sando en el camino muy grandes incomodida,des, que por ser tan co– munes en los viajes de aquella tierra las omitimos. 8.--Ail cabo de dos años volvió por segunda vez el marqués de En– cusu a enviar otro correo al P. Fr. Antonio, pidiendo fuese a conso– larle a él y a su gente con su presencia, significándole la falta que te– nían de ministros que l:es enseñase ,el camino del cielo y a,dministra:se los Santos Sacramentos, dándole juntamente pafabra de que cumplirían cuanto les mandase y que ,estuviese cierto no sería como la vez pasa– da. El P. Fr. Antonio, aunque desconfiado <le tales promesas, por la

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