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Prosíguese la misíón de Encusu; descúbrense esperanzas de un gran progreso espiritual; frústranse en mucha parte y dícese la razó11 por qué. L---Asistiieron en el marquesa,do de Encusu los Padres Fr. José de Pernambuco y Fr. Antonio de Teruel sin coger en él fruto considera– ble, especialment,e en e\ punto de dejar los fidalgos las concubinas. Sa– lieron despttés de esta provincia por las causas que dijimos en su pro– pio lugar y, antes de volver a ella, se pasaron como dos años, al fin de los cuales recibió ,eJ P. Fr. Antonio una carta en Pemba en que Ma– nicusu, o el marqués de Encusu, le pedía con todo encarecimiento se acordase de él y de sus pobres vasallos, alegando eran también hijos como Qos demás y la orfandad en que se hallaban y la necesidad que había ~Je ministros que tes administrasen los san:tos Sacramentos del bautismo, penitencia y matrimonio. Con este motivo y v,er el P. Fr. Antonio su desamparo y que el Prefecto J.e había encargado procurase dar una vuelta por aquel mar 0 quesada, ,en t•eniendo ocasión, dejó en P,emba al P. Fr. Ludovico de Pistoya con ,el Hermano Fr. Jerónimo de La Puebla, y con algunos mozos <le la escus'Jla y la gente que le dlió el marqués, se puso en ca- · mino para Enct'tsu. 2.--Llegó a la banza y le r•ecibió el marqués con gran regocijo, 110 siendo inferior el gozo que tuvo el Padre después que le oyó decir que no sólo él sino sus fidalgos y esclavos estaban en to:tal reso'lución de casarse según Dios y la Iglesia tienen determinado. Admiróse el Padre: de la proposición, por conocer la veleidad de aquella gente especial– mente, y así le dijo an marqués si hablaba de V"eras o con disimulo. Respon<lióle que 1o decía con todas veras, porque 110 gustaba de casar-

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