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.MISIONES CAPUCHINAS EN /\FRICA ventura de Corella a la provincia de Huan<lu; alli trabajó fielment e hasta la derrota del conde en la batalla que le <lió 1a reina Zinga : des– pués pasó al marquesado de Encusu, adonde asistió un año con su compañero el P. Fr. José de Pernambuco, y le sucedieron las cosas que dejamos referidas en los capítullos que tratan de aquella misión. Desde Encusu fué a San Salvador; en esta corte trabajó mucho en el púlpito y confesonario, y como era diestro en 1a lengua, suplía por muchos. Aquí confesó a aquella buena muj,er que tuvo la visión y re– velación que queda referida en otra parte . y aquí sirvió de intérprete al Prefecto. Fr. Jenaro de Nola, para la corrección que se le hizo a11 rey por '5\lS demasías y vicios. 13.-Por esta causa cayó, como los demás Padres., en su desgracia, y porque le miraba ya con fastidio y no había que fiar de su calidaz y vengativo genio, por apartarle de todo riesgo, le mandó el Prefecto que fuese con Fr. Jerónimo de !La Puebla a fundar la misión de Pemba . En este marquesado hizo increíble fruto, y tanto, que parece' echó Dios su bendición en esta provincia. Pero más adefante trataremos de esta materia en particular . y ahora daremos fin a la vida de este siervo fiel del Altísimo. Fué hombre de condición apacible y de conciencia tan pura, que, hallándose cercano a la muerte, se confesó generalmente con el P. Fr. Antonio de Teruel, y con suma brevedad. Después reci-· bió el Viático y, antes de recibir la Extremaunción, volvió a repetir su confesión en dos pafabras . 14.-Finalmente: poco antes de morir, estando hablando con d compañero de la bienav•enturanza de los justos, lleno de fe y confianza en 'la misericordia de Dios, ·comenzó a enardec•erse en ansias de irle a ver y gozar: que de esta suerte procede quien siempre ha vivido atento a los divinos preceptos: Qui au,teni d? .ma spe et operatione se– cMrus est, p1ilsanti confestim. aperit, qitia l(J)etus j1~dicem sustinet e·t dum tempus propinquae mortis advenerit, de gloria retributionis hila– vesciit (120) . Comenzando desde entonces a experimentar los vislumbres de la gloria que Jes espera, y sintiendo en la hora de la última y más te rrible batalla de la vida humana a todo Dios en su auxilio, de suerte que puedan decir con e.l rey profeta: Deus noster refugium et virtus. adju.to, · in trilndtitionibus, q11ae invener1t'n,t nos n.ím ,T.s; propterea. non · (120) ~. Grcgorio Ma~no,

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