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LA MISIÓN DEL CONGO jurisdicción y dominio y le negaron los tributos que solían pagarle ; por esta causa determinó tomar las armas contra elfos y sujetarlos por la fuerza a su obediencia. Pidió a los religiosos ,entonces se sirvie– sen de que foese uno a acompañarle para su consuelo espiritual y para confesar la gente de su e_iército. Ofrecióse para este viaje el P. Fray Francisco, por ser el más inteligente en la lengua del país y desoso de morir traba_jando en su ministerio, y por único alivio sólo admitió el que fuese en su compañía Fr. Jerónimo de La Puebla. 10.-Sa[ió el marqués con su ejército y el Padre en su seguimiento, pero, como no llevaban bastimentos ni allá se acostumbra a hacer pre– vención para la gente, porque se sustentan los soldados ,de lo que pillan en los lugares, que al cabo todo ello es poco y de mala calidad, y de– más de eso no Henen reparo alguno en los alojamientos ni aun los marques,es, sino aag1ma mala cabaña que hacen de ramos, y sobre esto se añadiese la fatiga del camino y ser tiempo de lluvias, con todas esas incomodidades y dormir sobre la tierra húmeda y caer todo sobre su poca salud, vino a enfermar de suerte que se puso como hidrópico y jamás pudo volver a cobrar fuerzas, ant.es se le fueron atenuando hasta que dentro de pocos <lías murió. ll.-Fué este bendito religioso el 111ás mozo de la m1s1'?11 segunda, y se conoce haber siclo su vocación a ella muy especial y semejante a la de los apóstoles por fa presteza con que obedeció al primer llama– miento. Sucediók , pues. que habiendo acabado los estudios de la teo– logía, se le instituyó predicador y casi a1 mismo tiempo le llegó pa– tente para pasar con los demás compañeros al Congo, sin haberlo pe– dido o so'licitado jamá,s; la cual admitió al instante, :teniendo a particu– lar favor de 1mestro Señor el que su Majestad hubiese querido ser;virse df: él en aquel ministerio por medio tan extraordinario y de él nunca esperado ; de lo cual hacía muchas veoes memoria entre sus compañe– ros, añadiendo por su rara humildad con San Gregario que: Q·wi ca– rii'ate-m ewga altermn non h (t.b.et , pra.edicatiowis officiw,n suscip'e're nul– late,n-us ae'bet. Pero que, supuesto le había nuestro Señor destinado para el ministerio por espeda:l providencia, no cumplía con menos que con trabajar, como lo hizo, hasta dar la vida en él. 12.--Guiado, pues, de este cadtativo celo de la gloria de Dios y salvación de sus prójimos, no perdonó trabajo ni fatiga por lograr el fin de su vocación. Enfermó, como todos, en San Salvador al' princi– pin; después, aun no bien convalecido, foé en compañía del P. Buena-

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