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LA MISIÓN DEL CONGO excesivo trabajo, así- por no tener intérprete · como porque las hizo solo y cargaba sobre sus hombros el peso todo de las que emprendió. 5.--Sucedióie en algunas ocasiones caminar en tiempo de las llu– vias y, por haber errado d camino, quedarse de noche a descansar en sitios húmedos y pantanosos; otras, caer en Jos rios, porque como no hay puentes sino algunos maderos a:travesaclos, y éstos de ordinario están cubiertos ,de agua y espadañas, es fácil deslizar y caer. Así. le su– cedió varias veces y, como se mojaba todo y no te.nía otro hábito con que mudarse, se k' enjugaba el agua en el cuerpo; con que por esta causa y los coritinuos trabajos vino a padecer una fluxión de pecho muy penosa con una tos que le afligía continuamente. 6.--Era r,eligioso <le conciencia tan pura y serena, como se mani– fiesta en el suceso siguiente; pues, caminando con el P. Fr. Antonio de Teruel a Pemba, se le hizo una apostema en fa garg·anta, de cn1e se llegó a ver tan apretado que, una noche particularmente, pensó se había de ahogar. Pidiól,e al compañero Ie confesase para morir y, como éste declara en su relación, la confesión se redujo á dar materia sufi– ciente de la vida del siglo para la absoJución, no obstante que recorrió. generalmente toda su vida. Tan ajustado como esto. había vivido en la profesión r-eiigiosa y tan vigilante en el cumplimiento .de Jos divinos preoeptos, siendo no menos admírabfo d ver con cuán aJegre sem– blante esperaba la muerte resignado en la voluntad ,del Señor ; efecto, a la verdad, propio de la buena conciencia, al paso que lo es de la mala e intrincada el esperarla con turbación e .inquietud de ánimo y falta de resignación, pues, como ,dice S. Gregario el Magno: c<Aquel abre pron– tamen:be la puerta al juez soberano cuando con amor le ,espera y recibe en el último trance; per:o el que lo rehusa y se hace .sordo, tiembla como reo y todo se le conviúte en congojas y zozobras: Ape'rire ewirn. judi– ci pulsan!ti non vult, qui e%Íre de corpore trepidat et videire e\U-m. queim contempsisse: se miminit judicem formidat.» AJ fin, ftté Dios servido darle más tiempo para mereoer, permitiendo que sin diligencia humana ni medicina, que no la había, se le reventase 1a apostema y que que– dase bueno de aquel accident_e. 7.----En Pemba se 1le añadió a la tos una. calentura lenta, que poco a poco le fué acabando, y, hallándi;,se ya cercano a la muerte, le di_jo el P. Fr. Francisco de Veas: «Ea, mi Padre carísimo: buen ánimo, que ya se le acerca a Vuestra Caridad la hora deseada en que el Señor celestial le llama a su reino.)> Penetró le vivamente el alma este anuncio,
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