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MISIONES CAPUCHINAS EN /\FRICA ocas10n en que ella y d trigo estaban todavía verdes y no era fácil el distinguirlos. Cualquiera juzgara por santo y cuerdo el celo de estos siervos ; mas -el que enmienda a los sabios, no lo juzgó conveniente entonces por el peligro que había e:n arrancar las macollas del buen tri– go a vuelta de las matas de la cizaña, y así les mandó detenerse y que esperasen hasta el tiempo de la siega, que es d más conveniente para apartar fa buena semilla de la mala: Sin~te utra-que, crescere usque a,d messem; et in tempore me:ssís, dicam. m.essoribus: colligite pn1mwrm ci– ,ia,nia et alli,gate ea in fasciciilos ad com.biwendn-m; t1•itic111n a·ztt-efm, con– grcgatie in horre'unz, me1.mz , (112). 14.-No era, pues, tiempo ni ocasión madura la presente de las al– teraciones referidas para esgrimir la espada del celo santo con el rey Don García ; y si entonces, cuando navegaba sin timón ni vela en e1 proceloso mar de su ira y cólera, se le hubiese hecho más recia oposi– ción a sus ímpetus que la de fos ruegos humildes, es sin duda hubiera dado al través y pasado a mayores precipicios y aun hubiera hecho naufragar a muchos buenos cristianos. En medio de tantas turbulen– cias no desamparó Dios a los suyos, que, aunque faltaron los intérpre– tes, no por eso les privó a los buenos y devotos cristianos del pasto espiritual que necesitaban, antes en cierto modo los mejoró porque co– menzó a confesar Fr. Francisco de San Salvador, natural del país y muy práctico en la lengua, ,el cual no sólo era maestro de los intérpre– tes pero tenía individuales noticias de los abusos, supersticiones y ma– las inclinaciones de los naturales. 15.-Con este auxilio y en ·tiempo tan oportuno se continuaron los ejercicios espirituales <le la corte, en medio de que no se -escapó Fray Francisco <le la persecución del_ rey, pues llegó a recelarse que, como natural de la tierra, revelaba a los compañeros sus vicios, sobre lo cual añadía la difidencia que concibió de él en tiempos pasados a causa de ser hermano de legítimo matrimonio de Don Alvaro V, a quien quita– ron la vida _Don García y su hermano Don Alfonso VI ; y, aunque después de ordenado <le sacerdote, le tuvo por su capellán mayor y co– rrieron bien, nada de eso ftté bastante para deponer las sospechas que benía, de• que no le era afecto, ni aun se quietó jamás en estos recelos, antes los tuvo mayores <lesde que le vió religioso, así por los motivos referidos como por saber era muy íntimo y familiar de los sujetos que (112) Math,, 13, 30,

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