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LA MISIÓN DEL CONGO 5.-Así corría Don García II en su reinado y, aunque los religio– sos, con -el respeto debido a fa majestad, le procuraron guiar por el camino del aci,erto, dándole a entender con d sabio que: Milsericord'ia e 1 t ve,r'itas custodiunt re'gem, eít roboratur clement-ia tronus eji,ts (111), con todo ,eso no fueron bastantes sus diligencias para temp-lar su natu– ral fogoso y vengativo ; antes sí se fueron aumentando las crueldades, así en lo secreto como en 1o público, ,especialmente aescle la corrección ele sus ·excesos y ,demasías, que se le hizo al tiempo de entregarle la corona bendita que ·le envió el Sumo Pontífice, siendo la espina que más le herí.a el que: ·se hubies,e llegado a · entender el galanteo porfiado y escandaloso con que pr•etendía conquistar -el ánimo de la princesa; su cuñada y hermana de la r-eina, si,endo persona ,de sumo respeto por sus aventajadas prendas, honestidad y virtud. 6.-Pasado :largo tiempo con ,disimulo, llegó a sosp,echar que nadie podía haber propalado sus faltas a los religiosos sino el intérprete Don Ambrosio, el cual era hombre desinteresado, vir>tuoso y muy asis– tente a nuestra iglesia y convento, o la princ•esa Doña !Leonor M ani zimba-npu,ngui, hija de rey y título el mayor de los cuatro principales que se dan a las señoras del Consejo Rea~, por vivir muy disgustada d,e sus operaciones y ser muy temerosa de Dios y de gran talento en medio de ser ya de •edad muy crecida, o la princesa su cuñada, que tam– bién se llamaba _Doña Leonor ; las cuales se confesaban ·e'n el convento y desde el principio asistieron con mucho ,ejemplo y ,edificación de la corte a todos los ejercicios ,espirituales que en él se hacían cotidiana– mente. Guiado, pues, de esta sospecha y creyendo que estas s•eñoras y Don Ambrosio habían notificado a fos Padres sus vicios, ordenó un día que todos tres fuesen presos para proceder contra ellos y castigarlos s,everamente. 7.-Ejecutóse 1a prisión y fué de sumo sentimiento y escándalo para la corte y aun para el reino, porque el intérpr-ete era fidalgo muy no– ble' y por sus vir1tudes y buen trato muy amado de todos. Doña Leonor la anciana, de la misma suerte era muy respetada por su gran nobleza y virtud, y semejantemente la princesa, hermana de la reina. La pri– sión fué inhumana porque son cruele.•s aquellos naturales cuando pren– den alguna persona, pues no respetan calidad, sexo ni edad y ordina– riamente llevan con ·estruendo al pobre preso, A la princesa, cuñada del (111) Prov., 20, 28.
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