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Manifíéstase más a las claras el odio que el rey concibió desde la corrección de los religiosos contra ellos y otras personas de la 'primera calidad, a quienes mandó quitar la .vida, por parecerle habían descubierto sus faltas a los Padres. 1.-N o hay monstruo tan formidable como un ánimo asistido de la pasión y del poder, ni la serpiente hidra arrojó tantas cabezas, como suele ejecttttar monstruosidades un príncipe apasionado. Sólo J)ios, 0011 su infinito poder, es bastante para reprimir taies ánimos, pues fuerzas humanas no alcanzan. Mas al fin para todos ha de haber juicio y justicia, y será tanto más severa cuanto ftté mayor el abuso d-e la d1g– niclad y del poder: Cum arcce·pero be1npus, e<go justitias judi1cabo (110} Hasta este tiempo fué meditando Don García II et despique de la co– rrección corités y caritativa que le hicieron los nuestr,os ; pero como ésta cayó en ánimo inficionado, altivo, caviloso y vengativo, pasó a ser veneno mortífero 1.a •triaca, y así poco a po.co se fué apoderando la pon– zoña ,de su corazón, hasta que no cupo más, y comenzó a exhalarla por todos sus sentidos y pot•encias oon ignominia de su persona y grande– za, pues: Cor ejus congregavi1t 1iniquitate1n sibi. 2.-Des<l•e el prjncipio de su reinado ftté •el rey Don García poco amado de sus vasallos y éstos conoderon bastantement,e lo que en ade– lante l.es había de suceder ; pero, c-ediendo al tiempo y a la viol,encia, le •eligieron más por temor que por voluntad. El caso pasó en esta for– ma y corri<'.> por estos pasos. Hallábas•e Don Alvaro VI conde d-e Bam– ba, y Don García II marqués ,de Choa, siendo éste el de menos edad ; (llO) P salm., 74, 2.
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