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LA MISIÓN DEL CONGO 359 cort,e, le pareció ,al P. Fr. Bernar-dino s,ería acertado ,entregarle el vie– jo nganga y los 1:dolos para que allá l,os presentas,en al rey f.'n volvie11- do. El fidalgo ofreció llevarlos y, con efecto, los sacó de la banza de Bamba, pero cumplió tan mal con el encargo, que a las primeras jor-– naclas se re escapó ,el vi,ejo y los ídolos no parecieron más, o fuese por– que el viejo con hechizos se ,escapó y ,escondió sus ídolos, o porque el mismo fidalgo le dió :li)Jerta<l por excusarle al rey el empacho que ha– bía ,ele tener y no caer •en su desgracia, o acaso porque sus criados le ayudaron al viejo y le hicieron espaidas; •ello no s,e supo más de los í-do1os ni ,del nganga, aunque se hicieron hartas diligencias . Y es . sin duela que para iel rey hubiera sido motivo de gran pesar si hubieran llega.do a la corte, pues, aunque se mostraba celoso de la r,eligión ca– tólica ,en lo público, con todo eso no dejaban de murmurarle que se valía ocultamente cl,e a-lgunas supersticiones. 17.-Con .la noticia de estos y otros sucesos s,emejantes comenza– rón a predicar los Padres sobre ,esta materia y, como los nobl-es ieran tos más lacrados en •ella, 1o s,entían vivamente ; con todo eso la gra– vedad de la mat,eria pedía mucha acrimonia, aunque en lo público pro– curaban sinc·erarne, pues, como <lioe San Gregorio, ,de sentencia de San Pablo: V era e~enimi fide·s est q,uae: in h,oc quod veribis d1:cit, moribUiS: non contradicit. Por esta causa de ver descubiertas las supersticiones, llegaron algunos a amenazar a los intérpr-etes, creyendo eran ellos Ios que se los habían manifesta:do a ,los Pa.dres, y ya no se ati~evían a propalarles . nada porque no les matasen. Esta peste estuvo oculta por más de cinco años hasta que fué _Dios servido la descubriesen los re– ligiosos con su trabajo e industria, a lo cual ayudó mucho un intérpre– te virtuoso que estudiaba en nues·tro conv,e11to con ánimo de ordenar– se sacerdote. 18.-El primero que predicó ,en la cort,e contra estos inferna:les ri– tos fue el P. Fr. Buenaventura de Corella; hizo sobre la materia un s·ermón mt.ty fervoroso, al cual asistió el rey con lo principal de la corte y les afeó mucho tan abominable vicio y la malicia ien haberlo ocultado hasta entonces.. Ponderóles los cas'tigos que Dios había ejes cutado· en 1,os de su pueblo por semejante idolatría, 1a grav,edad de este pecado y la obligación y necesidad qus: tenían de: manifestarle para aplicar el r,emedio conveni,ente, pues, de no hacerlo, se seguiría su to– tal ruina, según lo que ,dice •el Espíritu Santo por d Sabio : Qui; abs– co11dit uJcera s1ta, non dirvgetur, y por el contrario la salud d•e su alma

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