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LA MISIÓN DEL CONGO 355 gación su petición al P. Fr. Buenaventura, nombró por Prefecto del Congo al P; Fr. Jacinto, en caso que el otro s•é' determinase a pasar a fos g,entiles die Macaco, pero, como ya e ra muerto y había dejado por su sustituto al P. Fr. J enaro de ;Nola, y éste d,eseas•e _con muchas veras exonerars e d el oficio por ser grande su humildad y t,ener nativo horror a •cosas de gobi,erno, luego que supo la llegada a iLuanda del Padre Fr. J acinto y el orden que llevaba, aunque condicionado ,' 1'enun– ció en él su oficio y con eso logró el consuelo que des-eaba y excusó la controv-ersia que podía originars.e sobre el caso, habiendo dos cabe– zas. Pasó de Luanda a Bamba d nuevo Prefecto y tomó por compa– ñero al P. Fr. Antonio -de TerueLpara que le condujese a San Salva– dor, y d,espués dejarle allí ,en -lugar <lel P. Fr . }enaro de Nofa, a quien había resuelto enviar a Luanda a instancias d.e los port·ugueses, que se lo habían pedido p ara su consuelo -espiritual por el gran concepto que tenían -de su virtud. 6.-Divulgóse en San Salvador fa noticia <l.el nuevo Prefecto y fué de sumo gusto para e-1 r ey, por juzgar se vería libne con eso del Padre Fray Jenaro de _Nola y <l,e los demás que poco antes le habían hecho la corrección de sus vicios; y, para lograr sus ideas, procuró capta11.,e fa voluntad con difer,entes -demostraciones de agasajos y finezas; pero, •entera-do de lo que pasaba, s,e previno y fué dando tiempo al tiempo. Dista de la ,corte la banza <le Bamba algunas treinta leguas, y, sabien– do el r·ey se aoercaba ya ·el nuevo Pr-efecto, mandó a su hijo segundo,' manoebo -de poca -edad, saliese dos jornadas de la •corte ·con otros prín– cipes de su tiempo y mucho acompañamiento de fidal gos y criados a recibirle y agasajarle. Luego . el día que llegaron a San Salvador, man– dó salir a to-dos los maníes y fidalgos una kgua fuera de la corte, para que le acompañasen ~n la entrada, sacando todos ostentosas ga– las para· lucir la función, y hasta ,el mismo rey le estuvo ,esperando en la iglesia de Santiago , donde, arrodillado en tierra, como solía, le abra– zó y besó eJ hábito por tres v,eces, y lo mismo a'l compañero con gran– eles muestras -dE! alegría. 7.-Despidiéronse los Paclr-e:s y pasaron al convento, pero apenas anoche'Ció, cuando fué el rey a visitarlos de secreto, continuando esta ac,ión por muchas noches hasta explorar ,el ánimo del nuevo Prdecto y darle sati sfacción de lo que su ant-ec,esor y d-ernás Padres le habían corregido. Pasados algunos días, ordenó al P . J,enaro pasase a Loan– da en virtud -de habérsele pedido los portugueses de aquella ciudad, por lo que ,estimaban y veneraban a dicho Padre y s-er conveniente allí

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