BCCCAP00000000000000000000767

tA MISIÓN DEL CONC.ú 347 remitiréis Juego un donativo.» Pidió una oosa exorbitante y tanto por eso como por no faltar a la fidelidad debida a su r•ey natural, líe res– pondió el marqués al embajador: «Decid a vuestr,o 1,ey que sólo reco– nozco por superior temporal a4 rey del Congo y que a él sólio pago y pagaré el tributo que debo ; que si moviere guerra, procuraré defen– d,erme.)1 6.-Fuése el embajador gentil y, en el ínterin que suce,dieron estas cosas, salió el P. Fr. Antonio de T,eruel por lia comarca con tres mu– chachos de la iescuefa y fué hacien<l,o misión, bautizando y enseñando la doctrina por todas partes. Llegó en esta ocasión a cierta Hbata al ponerse el sol y, no habiendo encontrndo a} s·eñor o colun1lo, se reco– gió en una casilla con ánimo de hablarle por la mañana para que con– vocase 1.a gente para pr,edicade y enseñarle la doctrina. Apenas se hubo recogido, cuando c,omenzaron a dar voc,es fos muchachos, di– dendo: Vita, vita, vita, que en su lengua es lb mismo que: guerra, guerra, guerra. Llamólos el Padre y les preguntó la causa de sus vo– ces, a lo cual. respondieron que el pueblo estaba afüorotado y que l'a gente' iba desamparando la lipata, porque el rey gentil se iba acercan– do a Encusu oontra el marqués con un poderosisimo ejército. 7.-Por Ja mañana ya no pareda un alma en toda la Jjbata y así re– solvió voJverse, juzgando s,ería lo mismo en las demás, como. con ef.ecto sucedió, pues las halló todas despoMadas. M pasar dicho Pa– dTe por ciertó valle, descubrió un trozo de gente de los 1e11emigos en una colina y, habiéndola visto los muchachos, llorando y cargados de miedo, le dijeron: «Padr,e, vamos aprisa, po1·que ,estos gentiles son fieros y comen carne humana.» Consolólos eJ Padre, diciéndoies no temiesen y que .Dios fos defendería de su furia; fué así, pues a breve rato desapar·ecieron sin haberles hecho la menor moJ;estia. · 8.-ProsigUÍó ,el camino y llegó a una po):>lación grande adonde halló toda la gente de la comarca puesta en arma, esperando al ene– migo. Junt<:'>los a todos ,en la plaza y les. hizo una fervorosa plática en que les declaró d pdigro en que se hallaban, y que por tanto estaban obligados a ponerse bien con Dios, confesándos•e de todos sus pecados con verdac1ero ,dolor y propósito de la enmienda, en dejar las supers– ticiones, amanoeba:mientos y fos demás vicios. Diéronle palabra de ha– cerlo así, pero, por ser mucha la gente y e•star tan c,erca del enemigo, se confosaron todos juntos en g,eneraJ como suce,de ,en los ejércitos antes de dar l'a batalla, y, después de• haber hecho muchos actos de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz