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Dejan los religiosos de Encusu aquella m1s1on y pasan al marquesado de Pemba; dícese .la causa de la mudanza y el fruto que se hizo en Pemba. 1.-Hasta aquí hemos tenido ocupados en la cultura espiritual de Encusu a los Padr,es Fr. José de Pernambuco y Fr. Antonio de Te– ruel ; campo a fa v,erdad iestériJ por las malas inclinaciones y calida,des de sus natura1'es, pero, respecto de que pasaron luego a otro ameno y fecundo, cual ,es ,el marquesado de Pemba, convienie decir primero el motivo que tuvieron para haoer este tránsito y suponer ante todas, co– sas que no deben ,desmayar los misionieros por ver el poco fruto que a veces se suele hac,er -en algunas provincias, en medio del trabajo y afanes que les cuesta rel reducir a peni:bencia a los hombrees. Lo uno porque su premio no ,está pr,ecisamente vinculado en las r,educciones. sino •en los trabajos y desvelos que •en ellos se padeoen. /te et vos in vineam meam et quod justum fuerit, dabo vobis (105). Esto es Jo que manda el Padre celestial de familias a sus ministros y lo que a ellos ks toca; !lo demás es obra de su divino poder y misericordia, que la prac– tica cuándo y cómo -es servido. 2.-Lo otro porque, o Dios justifica: su causa para mayor cargo y condenación ,de ta1,es gentes r,ebeides a sus llamamientos y a las voces de sus predica,dores, o quiere ejercitar a éstos con trabajos para zan– jar en ellos insensiblemente y poco a poco los sólidos cimientos del edificio iespiritual que pre.tendé Jevantar después en las tales tierras o provincias, s•egún la disposición de los tiempos prefinidos en sus divi– nos decr,etos. Por tanto, ni el operario evangélico debe cesar en su mi- (105) Math., 20, 4.

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