BCCCAP00000000000000000000767
34º MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA tos actos heroicos ha ejercitado hasta ,e:stos últimos tiempos, de que se han seguido muchas malas consecuencias y e·scándalos en la república, no excuso r,epres·entar a V. M. primeramente las ofensas de Dios para que las evite y se arrepienta de ellas, pues, aunqwe todos los pecados dañan y se deben evitar, aquellos principalmente •deben excusarse que sirvie·n de 'tropi,ezo y escándalo a l'a repúbHca, por cualquiera de los cua– i•es, según enseña S. Gregorio, ,es digno el agresor de tantas muertes cuantas son las personas que ha escandalizado con su mal ejemplo, e11 lo cual habla el santo de los príncip·es y superiores por lo que l'es toca dar buen ejemplo. 9.-«Secundariamente tengo que sup'licar a V. M. que, supuesto son tan notorias fas cosas y que el Sumo Pontífice le envfa a V. M. una corona real en señal ,de] especial amor que le profesa y que ésta la ha d,e recibir V. M. públicamenbe, por ser bendita de su mano, será bien que esto se haga de calidad que conozcan todos los vasallos la tiene bien merecida. La mejor satisfacción para el pueblo es poner total en– mienda ·en 1os vicios y ,especialmente ,en abstenerse del galanteo de l'a princesa cuñada de V. M., moderando los ímpetus de la cólera en la administración ,de la justicia y portándose con equidad y benignidad oon los vasallos, mayormente con los príncipes, pues son las columnas principales que sustentan el ,edific_io de una monarquía. V. M. ha eje– cutado tales y tales crueldades, aj,enas die un príncipe cristiano y de toda buena razón, por cuyos motivos ,es poco amado. Algunos viven mortificados y oprimidos y otros, y no los menos, desenfrenadamente, por v,er el maJ ejemplo die V. M. y lisonjearle en eso. Hay también en ·el r-eino muchas hechicerías y supersticiones y necesita V. M. ocurrir a este daño con su real autoridad para que cese. 10.-«Finalmente, Señor, el estado y constitución de las cosas es éste y su noticia nos llega vivamente al alma, por lo que deseamos la gloria de Dios, la salvación de los hombres y el buen crédito de V. M. y que en todo el mundo sea notorio su celo de 1!a religión católica. Ha– llámonos padres y maestros ,espirituales de V. M. y como tales debe– mos atender a su persona y operaciones y singularmente a su salva– ción. Esto convienie' asf y no careciéramos de culpa y reprensión, si en materia de tanta consecuencia obrásemos de otra suerte o con menos claridad. Cesando estos inconv,enientes, tendrá V. M. a Dios propici,o, gozará pacíficamntie su corona y la religión cristiana tendrá el argu– mento que deseamos.»
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz