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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA bajador, el cual •en aquella primera visita l,e hizo relación de su emba– jada y de lo mucho que ed Sumo Pontífice se había alegrado de su obe– diencia, insiinuándole el paternal afecto con que deseaba los aumentos espiritua:'les y temporales de S. M. y de todo su r,eino, y que·, como a hijo muy amado, le tendría siempre en su memoria para asistirle con especiales favores y gracias, _como S. M. lo podía reconocer por el Br·eve d-e S. S. que llevaba y la corona real que le f:twiaba. 3.-Quedó gozosísimo con •esta relaoión y muy en su gracia el Pa– dre Fr. Juan Francisco por lo bien que lo había hecho en su embaja– da . Despidióse luego de fos Padres y, conociendo habían de s•er en a<ldante frecuente's las visitas, antes de entregarle· la corona , se discu– rrió •el modo para lograr con esa ocasión la coyuntura más convenien– t,e para e1 efticto que deseaban y los traía no sólo cuidadosos sino escru– pulosos ,en suspende:r más largo tiempo fa ejecudón. H abían, pues, al– gunos meses antes celádoles a los Padres cie,rtos excesos y vicios pú– bJ!icos del rey, pueda ser que a él J:e parecieran ocultos; que el culpado y ,enfrascado -en las culpas suele ser en esta parte de la calidad de la perdiz, que, con tener escondida la cabeza, imagina que nadie la ve el cuerpo. Mas éstos llegaron a ser tan públicos, que vivía la corte y aun el reino escandalfaados y todo ,era clamores y susurros, descargando este cuidado en las conciencias de los religiosos para que solicitasen el remedio como ministros de Dios e independientes de todo temporal respeto. 4.-Conocieron luego los Padres los daños que se iban derivando de tan malos ejemplos y que todo cedía en ruina de ras almas y en me.. noscabo de lo que habían trabajado hasta .entone-es, verificándose a la letra en esto lo que dijo San Agustín, hablando de los pastores y su– periores, es a saber: _Omnis qui in consp1e)ctu e:orum quibus prae'posi~ tus est, male vivit, quantum in ip,$'/O est;,, omnes occidit, et forte qui imitg,tur, moritur, qui non 1'mitatur, vivit; tamen quantum ad illum peer– tinet, ambos occiclit. Por lo cual no sólo es justa la corrección . sino de– bida, pues lo uno pttblice peccantes palam sunt corripiendi, según San Pablo, y lo otro, según la instrucción que da a su discípulo Timoteo , P,e:ccantes· coram om-nibus argue, ut et ce-teri timor'em habeant (104). 5.-Viendo estos desórdenes y clamores del puebll.o y que cada día se iban esforzando más las voces, se hicieron cargo del remedio Los (104) I Timot., 5, 20.

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