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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA 3.-Con este orden de vida y próspero viento llegaron a desembar– car a la Gran Canaria, donde fueron recibidos con suma caridad y aga– sajo, como siempre, del gobernador y de toda la nobleza y ministros de S. M., todos üos cuales instaron mucho a los Padres sobre su an– tigua pretensión de que se quedasen allí algunos para fundar convento en la isla. No nevaban orden de los Superiores para eso y así se ex– cusaron con es,e título, satisfaciendo a sus devotos y afectuosos ruegos con recíprocos agradecimientos y con emplearse el tiempo que allí es– tuvieron en haoer misión, predicando y confesando a la gente de la isla con suma edificación de todos, hasta que volvieron a meterse en los navíos. 4.-Partieron de Canarias los dos bajeles, tomando cada uno desde allí diferente rumbo. En tratando d,e fa misión del Benín, diremos sus particularidad,es ; ahora la dejaremos en este estado y proseguiremos con la del Congo hasta concluírla. Fueron, pues, nave:gando con el des-eo de ir a tomar puesto a Pinda, pero, a pocos días, porque: no les faltase eJ ejercicio de paciencia, permitió Dios les saliese al encuentro un navío pechelingue. de herejes piratas, muy bien armado de gente y municiones de guerra. Embistió iuego con eJ de los misioneros, cau– sándoks la turbación que se deja conocer. Encomendáronse muy de veras a Dios y a la Reina santísima de los ángeles y, viendo la forzosa y que no había otro r•emedio en lo humano que o entregarse para pe– recer mis,erahlemente o pelear para defenderse, resolvi'eron tomar l'as armas y ayudar en lo que pudiesen. 5.-Asistióles Dios tan benigno en el combate, que al fin sali,eron vencedores, quedando muertos muchos de los contrarios y destruído el navío y, para que la victoria fuese más gloriosa y no se pudit's,e dudar se había conseguido con auxilios especial-es del cielo, permitió la Ma– jestad divina que, sin embargo de haber disparado los herejes piratas innumerables cañonazos, así de artillería como de mosquetes y arcabu– ces, ninguno de los nuestros recibió el menor daño ni su bajel, siendo muy ~onsi-derabl-e el que tuvo el de los contrarios, ell cual, según des– pués se supo, llegó tan destrozado a uno de' aquellos puertos de Africa, que quedó inútil para poder volver a servir en adelante. 6.-Al fin, desembarazados de •este tropiezo, cantaron a ;Dios las gracias por la victoria, si,endo tan señalada, que pudieron decir: Can– temus Dom,i,no, glor-iose e-nim. magni,ficatus est, eqi,um. et ascensorem
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