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tA MISIÓN DEL CON(~ó 171 vador por haberle cargado allá con más v,ehemencia sus achaques y continuos dolores. Apenas vieron a los nuevos compañeros, cuando respiraron a nueva vida por lo mucho que necesitaban de su auxilio ; saludáronse fraternal y afectuosamente y participaron su llegada al con– de, el cual la celebró con muchas muestras de plac,er, y por su orden fueron a P.inda con el P. Fr. Buenaventura de Sorrento dos t1aa1gos parientes suyos para conducir a Soño a los misioneros del navío. 13.-Tratóse luego de desembarcar la ropa y, metiéndose los misio– neros en canoas, llegaron al lugar de Pinda, de adonde, después de dos días, partieron para Soño. Salió el P. Fr. Juan de Santiago a 1.<ecibir– los, acompañado de innumerable pueblo y de todos los muchachos de la escuela, que serian más de dos mil solos éstos; iban cantando la doctrina cristiana y las oraciones ,en lengua del país, y con tal concier– to y devoción, que a los nuevos misioneros les sirvió de motivo de ter– nura y de no poca admiración ver cómo en tan breve üempo habían doctrinado aquellos Padres tanta multitud de muchachos, y más cuan– do vieron lo bien instruidos que ,estaban en todo y la gracia y pronti– tud con que ayudaban las misas y respondían a Jas. preguntas que les hacían de los misüerios de nuestra santa fe católica. 14.-Con este tan devoto acompañamiento entraron en nuestra igk– sia de Soño; allí se cantp d Te Deum laudamus tn hacimiento de gra– cias y con tanto júbilo espiritual, que apenas acertaban a pronunciar las palabras por la copia de lágr.imas que exhalaban de ternura por v-erse ya en compañía de sus hermanos y en la palestra de sus más di– chosas lides. Después hizo una fervorosa plática el Prdecto de la nue– va misión, dando a entender al pueblo Ja causa de su ida a aquella tieJ– rra, lo mucho que debían al Sumo Pontífice y especialmente a Dios por enviarJ,es ministros suyos para su ens,eñanza y remedio ,espiritual. Ex– hortóles a que se aprov1echasen de ocasión tan oportuna y a que per– severasen en el bien comenzado. Con esto s·e despidieron de la g,ente y ésta fué muy consolada, cdebrando su dicha a gritos por las calles. 15.--Luego fueron todos los Padr,es con e'l capitán a visitar al con– de; halláronle en el. patio de su palacio, que es muy capaz, 1·icamente vestido <le una ropa de brocado de oro y muy lleno de joyas y cadenas de sumo precio, Alrededor de palacio había mucha gente de guerra que guardaba su persona, lo cual hizo o por ostentar su grandeza y va– nidaid, que en esto son nimios aquellos señores, o por mostrar su valor y potencia por la causa que luego v,eremos.
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