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XVlII MIS. CAPS, EN ÁFRICA. LA MISIÓN DEL CONGO tribuía a desgasta:r en breve las fuerzas y energías, minando no.ta – blemente la salud y terminando muy pronto aun con los más robustos. Además, la enorme distancia de Europa al Congo, los muchos inconvenientes de fa larga travesía, el entorpecimiento para el envío de misioneros, debido a razones políticas de ningún peso y carentes por completo de fundamento, todo hizo que los Capu– chinos del Congo pensasen en resolver la cuesitión deJ personal de otro modo que con el envío ,constante y casi anual de nuevos opera– rios evangélicos. Y trataron de solucionar ese importantísimo pro– blema tal como hoy en día precisamente quiere la Iglesia y sobre todo 'los últimos Papas, es decir, con 1a / ormación de,l clero indí– gena. A ello les animó grandemente el modo de ser de ,los natu– rales, difíciles de conocer a fondo, suspicaces, astutos e hipócritas. Nadíe mejor que sus propios paisanos podría conocer sus cualida– des buenas y malas y consiguientemente tratar de resolver más adecuadamente lo que hoy en día se viene llamando el problema de ia psicología de la conV1ersión. Ya hemos estudiado en otro 'lugar cuanto los misioneros del Congo hicieron en 01,den a la formación del clero indígena ( 20). Para ello no se contentaron con abrir escuelas en San Salvador, en Soño y en otras partes, donde los niños y jóvenes a:prendían a leer y escribir, sino que al mismo tiempo les enseñaban la gramá– tica latina. Así ya en los primeros años nos dice el P. Juan de San– tiago que el Prefecto, P. Buenaventura de A1lessano, además de los trabajos que tenía en la escuela, escribía los cuadernos «para los estudiantes de gramáüca en lengua latina, portuguesa y mori– ~onga», añadiendo asimismo que el P. Buenaventura de Cerdeña se dedicaba primeramente a enseñar la doctrina y a enseñar a leer y escribir a Ios niños, y luego iba con los gramáticos y ayudaba al P. Prefecto en sus trnbajosde «enseñanza de la lengua latina» (12). Esto mismo lo corrobora Pellicer, cuando afirma ya en I 649 que «habían fundado dos escuelas en el Congo los misioneros para que se críen sujetos para ordenarse (22). Y a ese mismo propósito escribe el P. Teruel, hablando sobre las escuelas que el rey de1 Congo mandó levantar en San Salvador (20) Cfr. mi estudio Los Capuchinos espa!ioles eH el Congo y sus trabajos en pro de la formación del clero indígena, en Espafía Misionera, II (1945), pp. 180-206. (21) SANTIAGO, ms. c., pp. 150-152. (22) PELLICER, o. c., f. 46 c.
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