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Parte de Cádiz la nueva m1s1on para el Congo; dase noticia de su viaje y entrada en Soño y de varios suce– sos que ocurrieron. 1.-Habiendo, pues, el s·eñor rey Don Fdipe IV, por su gran pie– dad y celo católico, sabido los progresos del Congo y cómo se dispo– nía el reforzar de nuevos operarios aquella apostólica misión, indinado a los ruegos del siervo de .Dios Fr. Franósco de Pamplona, mandó despachar su decr-e.to a la casa de contrata'Ción de Sevilla para que se hiciese público en e¡ comerdo cómo S. M. daba permiso a la persona 1 o personas que quisiesen conducir dicha misión, para que pudiesen car- gar de negro1s y llevarlos a Cartag,ena de Indias o a otra cualquier parte de tierra firme, para que, de lo que procediese de ellos, se paga– se el flete y lo demás necesario para el sustento de los misioneros. 2.-Sabido este permiso, hubo muchas personas, dE.' Sevilla que so.li – citaron \es cupiese la suerte, tanto por tener algún mérito en la con– ducción ele los rdigiosos, para empleo tan del agrado de Dios, como por lograr la convenienoia que se prometíian ·en acrecentamiento de sus caudales. Tocóles la suerte a ciertos caballeros navarros, vecinos de Sevilla, y fktaron para E.'ste efecto una nave inglesa de treinta y s-eis piezas ele , artillería, y, acordándoles lo que le había sucedido al capitán Falconi por las host,ilidacles ele los holandeses que trafican por las cos– tas de Angola y reinos convecinos, aprestaron también, para mayor segurida,d, una fragata y una sa,etia. 3.-Dispuestais las E!mbarcaciones en Cádiz y juntos los religiosos, a 4 de octubre, día de nuestro Seráfico Padre San Francisco, después de vísperas, Uegó al conv,ento el señor Obispo de aquella ciudad y les hizo una devota plática. Después les echó su bendición y todos pro-

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