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INTRODUCCIÓN XVll Y, aparte de otros catecismos y gramáticas que compusieron, fueron notables 1 los trabajos, lingüísticos del P. Antonio de T eruel. El mismo !los refiere así, escribiendo a la Sda. Congregación (Mill'rcia, I 8 de febrero de I 66 2) : « I . º Un manual para gente del Congo. 2. 0 Un libro de Catecismos copioso para las misiones, ton instrucción para administrar los Sacramentos. y con muchos ejem– plos. 3 .º Un libro de sermones y pláticas de entre año, según sus costumbres. 4. 0 Un libro de las festividades de Nuestra Señora, en particulár del Rosario, con varios ejemplos. 5. º Un rlibro de oración para enseñarla a los provectos, llamados congregados, con todas las meditaciones. 6 . º Un Vocabulario en cuatro lenguas : iatina, italiana, española y conguesa. 7. º Una gramática y sintaxis para aprender la lengua fácilmente)) ( I 9). . Varios de estos Ebros, como ya se indica, los escribió el P. Te– ruel para utilidad de los que formaban parte de las Congregaciones de cristianos piadosos, que Ios misioneros establecieron primero en San Salvador y 1ruego fiueron asimismo organizando en todos los centros misiona!les, y para las que formaron estatutos especiales; como luego se dirá en e!l texto. Así, con esfuerzo constante, con personal ahinco y también con sorprendente oeleridad, lograron 1os misioneros Capuchinos del Congo dominar la ,lengua del país, que para i'os europeos encierra dificuJ ta<les sin cuento y casi insuperables. 3. Se sintió también, y ya desde el primer momento, otra contrariedad, y fué fa escasez de operarios evangélicos. No es que la Orden Capuchina, a cuyo cargo corría la misión, dejas-e de en– viar misioneros y por cierto en abundancia, como ya lo hemos hecho notar ; pero el clima africano era terriblemente maúiriza– dor. Ni ,era sofamente el calor ; a ello se juntaban las lluvias per– sistentes y el clima húmedo y cál~do aJ mismo tiempo ; y como por otra parte la a:limentación era muy insana y muy pobre, todo con- se ha conservado y se guarda en la B. N. de Roma; de eÍ!a hablaremos lueg,o, aun– que · ya ::ne he ocupado extensamente en el mencionado articulo. Cfr. también P. HIL- DEBRAND, o. c., pp. 261 SS. • (10) Archivo de Prop. Fide.-Scritt. ant., vol. 250, ff. 380-81. Refiere también que había enviado estos papeles al P. General, quien le había animado mucho a que los imprimiese, por lo que pedía a la Congregación s_u. ayuda p~ra imprimirlos.. A lo que contestó aquélla (22 de mayo de 1662) que exh1b1ese los libros para ver s1 eran dignos <l,e impresión (!bid. , p . 381v.). Con ese mismo fin presenta el P. Procurad_or o-eneral una súplica a la Congregación (17 julio), pero ésta le responde (17 de JU– iio) que había prohibido se imprimiesen libros de misiones sin exan1inarlos antes, y ver si eran dignos de imprimirse (!bid., ff. 382 y 385v.).
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