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LA MISIÓN DEL CONGO 153 los ojos bajos, puestas las manos y el rosario al cuello en señal de haber sido rescatado por la intercesión de la Re,ina Santísima, después de tan largo tiempo. 6.-Comenzó la procesión desde la puerta d,el convento y fué ha– ciendo círculo por la plazuela contigua a él ; pr,ecedía la cruz y se– guíanse muchos nobles cantando con los religiosos el Avemaría y la Salve en lengua del paÍls ; en medio de la proc•esión iba un cuadro de la Concepción Purísima, muy adornado de flores, y en último lugar el príncipe con el Pr,ef.ecto y con el Padre Fr. iJuan de• Santiago. En esta conformidad, estando casi todo ,el pueblo presente, ,entraron en la iglesia ; hicieron oración al Santísimo y Uegó el Prefecto y entregó el príncipe al rey con la /debida sumisión; hízole una breve plática en orden a que fuese agradecido a Dios y a la Virgen Sant~sima y a que procurase criar sus hijos en tan santa devoción, pues sabía los mucho s beneficios que había recibido por intercesión de la Reina Santísima. 7.-Besóle S. M. después d hábito y lo mismo a los demás reli– giosos y luego abrazó al príncipe con el af.ecto y ternura de padre que tanto l,e estimaba. Concluida ,esta función, puso S. M. el p'rílncipe a su lado y se comenzó la misa conv,entual, la cual cantó aque'l día el con– fesor, y, en ll egando al of.ertonio, se volvió al pue:blo para recibir la ofoenda que S. M. hizo, la cual acompañó con este devoto razonamien– to : «Ofrezco a Vos, Reina soberana y Madr,e de Dios purísima, de lo íntimo de mi afecto, esta dulce prenda y querido hijo que me fué con– cedido y rescatado por vuestra poderosa intercesión, para que s,ea vues– tro perpetuo esclavo y devoto. También s,e lo ofrezco al Seráfico Padre San Francisco, pue's por medio de sus hijos los Capuchinos lo he re– cupera:do y traído desde Soño a esta cort:e'.» 8.-Concluyóse esta devota ceremonia y la misa no sin lágrimas de ternura ·en los circunstanttes y después, por la tarde, sin reparar S. M. en lo mucho que llovía, volvió con el príncipe a nuestra ,iglesia, a pie y d,escalzo, a hacer las diligencias dd jubileo qne se gana en ella, y debe notarse. de paso proc,edía siempre con esa humildad en semejan– tes ocasiones y especialmente ·en 1.a Semana Santa, que, d,espués de haber andado las estaciones, lavaba los pi-es a doce pobr,es y les daba de comer en su palacio, sirviéndoles por sí mismo la vianda. Imitando en •es•to a nuestros católkos y piadosísimos r•eyes de España, que con semejante acción •edifican el mundo y honran al rey de los reyes, Cris– to Jesús , que fué el primero que ej,ecutó tan profunda humildad antes de su Pasión, con doce pobres pescadore•s, para nuestro ejemplo.
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