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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICÁ toso y luego inmediatamente les entregó al prínoipe, a quien acom– pañó en la jornada ,el Padre Fr. Juan de Santiago, en virtud de orden que tenía del Prefecto para pasar a San Salvador con los demás. En saliendo del condado, entregaron al príncipe a ciertos caballeros con– fidentes del rey, que le estaban ,esperando, y a los cuales fué siguiendo le Padre Fr. Juan de Santiago. Los demás Padr,es pasaron a Angola con los despachos y ord·en que adelante se dirá. Prosiguió el príncipe su viaje para San Salvél;dor; pero, habiendo tenido orden de su padre para det.eners.e en cierto lugar cercano, hasta que señalase día para hacer la entrada en lla corte, se suspendió por algunos días y en el ín– terin suce,dió caer enfermo, aunque no de mucho cuidado, el Padr,e Fr. Juan de Santiago. 4.-Supo el r,ey su indisposición y, deseoso de atender a la necesi– dad del buen religioso y a su devoto desig1Jio, le habló de es ta suerte al Prefecto: Hágoos saber, Padre, cómo después de mucho tiempo que estuv,e casado, deseé tener un hijo y, como se dilatase el cumpli– miento de mi des·eo, por consejo de un saceTdote vir,tuoso, me valí del patrocinio de la Concepción Purísima de Nuestra Señora y, después de muchas súplicas y rogativas, me concedió Dios al príncipe mi hijo. Res– pecto ,de ,eso y haber sido la Virgen Sant~sima la medianera de este be– neficio, he resuelto no recibirle ni v,erle en la corte sino en el día de su Concepción Inmaculada y en la iglesia dedicada a este sagrado mis– terio. Por tanto , podrá venirse Juego d Padre Fr. Juan, pues está en– fermo, y mi hijo entrará secretamente la víspera de la fiesta en casa de V. Paternidad, y el día siguiente, estando yo en la igTesia, después del sermón, le sacarán a ella los Padres para que yo se lo ofrezca a Nuestra Señora, por cuyo amor y r·everencia quiero privarme hasta entone-es de su vista. 5.-i.lVIucho se edificaron de esto todos aquellos Pa,dres y lo e 1 sta– ban no menos de ver la singular devoción y puntualidad con que asis– tía a la misa cantada que hacía cel,ebrar en reverencia de la Virg,en todos los sába;dos del año y en sus festividades. L}egó, en fin, el día señalado para la entrada del príncipe y se ej,ecutó en la forma que S. M. había determinado. Diéronle los Padres noticia ,de cómo se ha– llaba ya en el convento , y el día siguiente, que fué el de la Concepción Puríisima de Nuestra Señora, asistió S. M. a la misa y sermón y, des– pués de haber confesél;do y comulgado, se ordenó la procesión en que salió el príncipe a la iglesia, acompañado de'l Prefecto y del Padre Fr. Juan de Santiago; llevaba en la cabeza una guirnalda de flor,es,

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