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Del modo cómo se dispuso la entrega del príncipe y de las demostraciones de piedad y agradecimiento a Dios y a su SantísimcJ. Madre con que le recibió el rey. 1.-Habiendo, pues, el Prefecto recibido las cartas dd conde y co– municádoseJas al rey, r,ecabó con S. M. cuanto el conde desea.ba para la seguridad de su persona y establecimi,ento ,de la paz. Después se trató de mviar por d prílncipe y para este efecto nombró el Pref.ecto a los Padres Fr. Ang,el de' Valencia y Fr. Juan Francisco de Roma y al Hermano Fr. Anitonio ,de Ayamonte. Mas, porque este religioso último no estaba en el número de Jos cloc-e; que pasaron de: España y s-e ingiere aquí de nuev-o, es preciso decir en breve su conversión y el modo cómo se incorporó con Jos demás, cuya noticia será de edifica– ~ión y pertenece a la integridad de Ja historia. 2.-Ya dijimos en otra parte el singular ejemplo de \os Padres en tiempo de su embarcación y cómo muchos de los marineros, movidos de él,, no sólo reformaron sus vidas pero procuraron a·delantane en la perfección, y tanto, que, olvidados de sus propios inter;eses, des,e:a– ban acompañar y s·ervir a los Padr•es en su apostólico ministerio. En– tre ,ellos se mostró más f.ervoroso un mozo soltero de muy bue'rlas pren– das, llamado Antonio de los San:tos, ,el cual, tocado eficazment,e del divino amor, porfió tanto en seguirles, que fué preciso dar}e el hábito con ú1t,ento de: enviar a pedir Ec-encia •en ia primera ocasión a nuestro Rvdmo. P. General para concedede a su tiempo la prof.es ,ión, o r·emi– tirle a Europa para el caso. Prosiguió desde entone-es en hábi,to de donado. y fué de mucho auxiJio y consuelo para los Padres, ·e.'ntr,e los cualres le numerar,emos desde aquí. 3.-Liegaron, pues, los tr,es a Soño ; dieron Jas cartas que llevaban al conde, una de parte ,del r,ey y otra.dd Prefecto ; r-ecibiólas muy gus-

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